Capítulo No. 15. Willa Worral. || 1ra. parte.

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Una sencilla sonrisa adorna mi rostro, mis brazos permanecen cruzados detrás de mi cabeza mientras camino a paso perezoso, a pesar de que las luces rojas del techo son una clara advertencia de que voy a contrarreloj.

─¿Quieres apurarte?

Kimberly me jaló del brazo sin cuidado y me obligó a caminar delante de ella.

Rodé los ojos y solté algunas risas entre dientes mientras voy a la cabeza de todos, miré el gran túnel que al parecer no tiene fin.

Qué agotador.

Caminé normal pero luego de algunos segundos apuré el paso para que Kimberly deje de apurarme y repetirme las mismas palabras que me lleva diciendo hace por lo menos cinco minutos: Camina más rápido, Willa, que no tenemos todo el tiempo del mundo; ¿Podrías apurarte? Vas más lento que una tortuga; ¡Apúrate, Willa!

Esas entre miles y miles de frases para nada agradables dirigidas a mi persona por parte de la morena malhumorada, las cuales tienen unas hermosas palabras, en serio.

Cuando llegué al final del túnel miré a la derecha encontrándome con otro túnel que de nuevo parece no tener fin, rezongué abatida pero Kimberly me dio un empujón y pasó al lado mío de mal humor, rodé los ojos consciente del porqué de su mal humor.

Exagerada. Ni que fuera para tanto.

Bufé divertida por la nariz y apresuré el paso poco a poco recordando nuestra mini discusión de los tres en donde al final quedó Kimberly para que ella distraiga a Zeph y le diga nuestra historia familiar mientras Axel y yo, con los malditos uniformes rusos, sacábamos primero las cosas de los Ford y luego a Zoey para llegar hasta el penúltimo sótano.

Un plan muy bien elaborado en tan poco tiempo pero ella quedó enojada por ser la elegida para distraer a Zeph contándole la verdad de los Worral, y solo por esa razón está demasiado encabronada, y eso que apenas y lo demuestra.

En serio, ni que fuera para tanto.

Los segundos pasaron con velocidad hasta que se convirtieron en minutos, tanto así que en ningún momento dejé de caminar por el gran pasillo que en serio, y lo digo de nuevo: no tiene fin.

¡Carajo! ¿Qué tan largo puede ser un pasillo? Dios mío, esto parece no tener fin.

Respiré hondo manteniendo la paciencia, haciendo un gran esfuerzo por no perder mi gran característico sentido del humor, aunque siento que voy a flanquear en cualquier momento pero al menos tengo que intentarlo, ¿no?

Kimberly seguía caminando con su ceño fruncido, completamente de malhumor. Axel camina normal, solo que rápido, algunos pasos en frente mío, que ni me había dado cuenta de cuando me pasó. Y Zeph... ¿Zeph?

Miré por encima de mi hombro encontrándome con un pelinegro de ojos oscuros, la mirada en el suelo con una niña en sus brazos. Sonreí de lado recordando la reacción que adoptó luego de enterarse de que todo fue una simple mentirilla piadosa.

«Castigada»

Me reí por lo bajo al recordar eso, luego me tranquilicé y por voluntad propia disminuí la velocidad de mis pasos hasta que quedé al lado de Zeph.

Caminamos hombro con hombro, al lado del otro, pero al parecer él no se dio cuenta de mi presencia, o sí se dio cuenta pero me ignoró, no me sorprendería si lo hiciera, yo lo haría si alguien me hiciera lo mismo que nosotros le hicimos a él, incluso sería peor.

Sonreí viéndolo por medio de mi vista periférica, notando como ve en frente de él, obviamente ignorándome, mientras la castañita permanece dormida en sus brazos.

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