Observé a Zoey dormir tranquilamente encima de la cama de la habitación en la que hemos estado estas dos semanas, ya mañana se cumplen dos semanas. Verla dormir de esa forma tan tranquila logró calmar un poco mi alma atormentada e inquieta por lo que sucedió hace apenas unas horas.
Pasé mis manos por mi cabello negro sintiendo una gran frustración interna, en eso escuché unos ligeros golpes, miré sobre mi hombro la puerta entreabierta mostrándome a una chica morena que me ofreció una pequeña sonrisa tímida.
Vaya...
Alcé ligeramente las cejas ante esa reacción por parte de la morena... es la primera vez que reacciona así conmigo... eso es extraño.
─Hola ─murmuró Kimberly.
─Hola ─susurré, pasé mis manos por mi nuca viendo mis botas negras.
─¿Puedo pasar?
No respondí, solo asentí con la cabeza completamente distraído.
No sé si lo notó pero tampoco le di importancia, solo me dediqué a ver a mi hermanita menor dormir profundamente mientras escucho como Kimberly cerró la puerta y se acercó a mí hasta quedar al lado mío.
No la miré, no tengo ganas de verla, no sé por qué pero sí me di cuenta de que me vio fijamente y en completo silencio. Si lo que espera es a que hable, pues que espere toda una vida porque no abriré mi boca para nada.
─¿Estás bien? ─preguntó a lo que asentí con la cabeza tragándome las ganas de gritar que no─. ¿Seguro?
─Sí ─Contradije mis pensamientos pero no importa.
─¿Por qué mientes, Zeph?
La miré de reojo notando su ceño ligeramente fruncido y su mirada marrón puesta en mí, me percaté de un leve corte en su barbilla pero un corte demasiado ligero junto a otro corte en su ceja derecha y un pequeño y leve rastro de sangre en el cuello de su blusa beige, la cual hace resaltar más su color de piel.
─No estoy mintiendo ─murmuré pero ella frunció más su ceño.
Bajé la mirada con la leve sospecha de que si la sigo viendo a los ojos probablemente suelte todo lo que llevo guardado durante toda la noche. Mantuve mis brazos cruzados viendo el suelo oscuro en todo momento. Ignoré el hecho de que la morena me está viendo fijamente, solo me dediqué a pensar en todo y en nada.
Ja... esa frase es muy contradictoria.
Todo y nada.
En un momento tenía a Dylan conmigo y en otro el maldito bastardo de Howkon se lo llevó consigo. En un momento estaba tranquilo y en otro alterado, pensativo y nervioso. En un momento sentía que estaba haciendo todo bien y ahora ya no sé ni qué debo de pensar.
─Es por Dylan, ¿No? ─Alcé la mirada rápidamente y la vi a los ojos.
Ella ahora solo tiene el ceño ligeramente fruncido pero está completamente seria, algo que me intrigó de cierta manera.
─¿Qué tienes, Zeph? Puedes confiar en mí ─volvió a hablar a lo que yo fruncí ligeramente el ceño.
Bajé la mirada al suelo una vez más pero luego pasé la mirada a mis brazos cruzados pensando en mi hermano y en el maldito bastardo hijo de Satanás de Howkon. Escuché como ella suspiró a mi lado, sentí una de sus manos en mi hombro con la cual dio un ligero apretón que de cierta manera me consoló un poco.
─Sé que apenas nos conocemos, y que tal vez solo hemos hablado unas... cinco veces o menos, pero créeme cuando te digo que soy una persona de confianza, lo que me digas no se lo diré a nadie y si... necesitas desahogarte o incluso... llorar ─¿Soy yo o le costó decir esa última palabra?─. Lo siento, es solo que no estoy familiarizada con esa palabra. Reglas son reglas y las reglas de mi familia no las puedo romper por nada. Los Worral jamás lloran, llorar es para los débiles, llorar es debilidad. Pero... ─suspiró rascando la parte baja de su cabeza; mmm, ya decía yo, por esa misma razón le costó trabajo decir esa palabra─. Si necesitas que alguien te escuche, te aconseje, te apoye, te consuele y esté contigo cuando tengas que llorar, pues... cuentas conmigo, intentaré comprenderte y aconsejarte lo mejor que pueda. En conclusión: cuentas conmigo para lo que sea y cuando sea.
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Zone Zero
Novela JuvenilÉl estaba bien, según sus ideas, hasta que su enemigo secuestró a su hermano menor y ahora tiene que buscar la forma de salvarlo pero sin descuidar a su hermanita de ocho años en medio de la Tercera Guerra Mundial. Ella solamente buscaba la forma de...