Capítulo No. 26. Zeph Ford. || 1ra. parte.

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Zoey se aferra a mí como un bebé koala, sus brazos se encuentran alrededor de mi cuello mientras su rostro lo mantiene apoyado en mi pecho, la acomodé mejor en mis brazos, la miré de reojo notando la capucha de su sudadera rosa a punto de caerse por completo de su cabeza por lo cual me tomé la molestia de acomodar la capucha ocultando algunas de sus ondulaciones naturales logrando dejar medio descubierto su rostro infantil y bronceado.

Acaricié su mejilla sin dejar de caminar mientras algunos recuerdos de la tarde de ayer llegan a mi mente, torturándome, lamentablemente.

Respiré hondo sintiéndome mal al recordar el llanto de mi pequeña princesa.

Mi nenita tuvo miedo y aun no lo supera y dudo mucho que lo supere en un largo tiempo.

Sentí impotencia y terror, más por ella que por mí, a pesar de que Zoey estaba con Willa, y que la chica corre más rápido que todos y que ella podría defender a mi hermanita, no estuve tranquilo, sigo sin estar tranquilo.

Me gustaría ser yo el que la cuide, el que la proteja de todo lo malo pero ¿cómo carajos la puedo proteger de eso? Era invisible, literalmente, y quién sabe por qué carajos nos seguía, apareció de la nada y yo ni en cuenta.

Sigo inquieto a pesar de que esa cosa se encuentra varios kilómetros lejos de nosotros... o al menos eso espero.

Apenas amaneció no encontré a Axel dentro del hueco en el que nos escondimos, Kimberly había dicho que salió a asegurarse de que nada esté cerca, Willa estuvo distante todo el tiempo y lo sigue estando.

Luego de que todo el show de ayer hubiera pasado, en la noche Zoey lloró en mi pecho rogando que todo desaparezca, rogando que la guerra termine... rogando... que Dylan regrese... Eso me destruyó. Me lastimó. Me atormentó. Me desgarró por dentro. Estuve a punto de llorar, no lo voy a negar. El ver a mi pequeña niña de ocho años llorando, sufriendo emocionalmente... pero tengo que ser fuerte por ella, si ella se desmorona yo tengo que ser quien la ayude a mantenerse firme. No puedo permitirme ser débil.

Yo también quisiera que todo termine. Quisiera que Dylan esté de nuevo con nosotros. Junto a nosotros. Maldito sea Jack Howkon por secuestrarlo. Cuando lo vuelva a ver juro que lo mataré. Lo mataré por llevarse algo importante para mí. Maldito infeliz desgraciado.

Respiré hondo una vez más apartando esos pensamientos negativos de mi mente.

Seguí caminando consciente del silencio que me rodea, ese mismo silencio que estaba presente en la tarde de ayer justo cuando todo se descontroló. Un mal presentimiento permanece presente en mi interior. Mi desconfianza a todo es realmente grande. Todo lo que creía conocer y saber ya no tiene importancia, no desde que supe de la existencia de esas... cosas... No desde que vi casi morir a los Worral. Desde que mi vida y la de Zoey estuvieron en peligro.

Confieso... que algunas de las noches de insomnio han sido por causa de aquello. No he podido evitar preguntarme si Dylan estará bien, si nada malo le ha pasado, que sigue sano y salvo, que no ha sufrido ningún ataque de asma, que no ha sufrido ningún ataque por culpa de esas cosas del demonio, pero sobre todo, existe la interrogante que más me quita el sueño y me tortura horriblemente y es si... Dylan sigue con vida.

Casi tres meses sin saber nada de él, contando los días desde que Howkon lo apartó de mi lado, desde esa noche en que debí de haberle hecho caso al adolescente en lugar de ignorarlo por miedo a que los rebeldes nos vean pero ese fue mi más grave error: enfocarme en una sola cosa y no en todo lo que me rodea.

Si tan solo me hubiera enfocado en todo a mí alrededor, hubiera podido darme cuenta de que esa loca estaba ahí, en la oscuridad, viéndonos y preparándose para atacarnos, pero por enfocarme en una sola cosa nos descubrieron y Dylan fue secuestrado... y todo por mi maldita y desgraciada culpa.

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