Capítulo No. 39. Willa Worral.

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─De pie.

Respiré hondo escuchando su voz, sonó como si… como si su tono de voz fuera misterioso pero a la vez juguetón, como si ocultara algo, eso logró llamar mi atención.

Lo miré a los ojos notando mucho más sus rasgos asiáticos.

Recordando su petición, lo hice de forma lenta, levantando mis manos como si fuera inocente.

Él frunció el ceño como si analizara cada detalle de mí, me observó de arriba hacia abajo y viceversa para luego clavar su mirada en la mochila que dejé junto a la raíz de un árbol.

─¿Perteneces al ejército ruso? ─preguntó regresando su mirada a mí, en ese momento se fijó más en mi ropa que en mi persona─. ¿Por qué no respondes? No hablas inglés.

Respiré hondo controlando mi corazón acelerado lentamente.

Debo de permanecer tranquila si quiero librarme de esta situación, si actúo de forma estúpida todo se irá a la basura, de eso estoy segura.

Okey, tranquila Willa.

Primero, debes librarte de él.

Segundo, descubrir donde se encuentra Daniel.

Tercero, ir hacia Daniel para darle la información que saqué de esa base del ejército ruso y decirle que contacte con Axel y Kimberly.

Me pregunto, ¿qué estarán haciendo esos dos?

─¿Español? ¿Chino? ¿Japonés?

Se acercó un paso más a mí, me mantuve firme esperando la oportunidad perfecta para librarme, me volvió a escanear con la mirada, la cual se detuvo en el cinturón de mi cadera en donde tengo guardada la pistola y los cartuchos, luego su mirada volvió a bajar hasta las dagas guardadas en los lados de mis botas negras.

─¿Eres muda? ¿Te cortaron la lengua?

Respiré profundo lista para escapar.

Okey, Willa.

Mantén tus pensamientos controlados, si no, nunca podrás cumplir con tus objetivos.

Ahora, al cumplir el objetivo número uno: librarme del asiático con apariencia gatuna.

Con una mano agarré la pistola y con la otra aparté su mano de la pistola, con velocidad y firmeza, al parecer mi movimiento logró que cambiara un poco sus rasgos faciales, se mostró confundido.

De inmediato giré sobre mi propio eje para propinarle una patada en el costado de su cuerpo, la cual lo lanzó al suelo.

Esta es mi oportunidad.

Corrí a la mochila, la agarré y salí corriendo hacia mi izquierda.

Fue inevitable no ocasionar mucho ruido, piso justo por encima de varias hojas caídas y ramas, lo cual provocó que yo llamara la atención de las cuatro personas a las que yo estaba espiando.

Apoyé mis manos sobre una gigantesca raíz, me apoyé en ella para pasar saltando al otro lado de la raíz, en ese momento miré de reojo a las personas que se percataron de mi existencia.

El número uno frunció el ceño confundido al igual que el número dos, tres y cuatro, no hicieron absolutamente nada, solo me vieron.

Miré hacia adelante, esquivé una rama llena de hojas para luego pasar por encima de una gran roca, saltar y agarrarme de una rama gruesa, me impulsé con las piernas hacia adelante para luego caer rodando al suelo, me enderecé y seguí corriendo, en ese momento me percaté de más ruido.

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