Capítulo No. 36. Zeph Ford.

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─Ya tardaron mucho ─murmuró Zoey abrazando sus piernas.

Miré de reojo a mi hermana notando como está en el suelo intentando esconderse en un rincón de la habitación mientras que por otro lado se encuentra Dylan completamente acostado en su cama, con la almohada cubriendo su cabeza.

─Ellos están bien ─comenté intentando consolar a Zoey─. Son Worral, dudo mucho que algo malo les suceda.

Se escuchó un portazo, gritos masculinos que reconocí como a Guadalupe para luego escuchar un grito por parte de... Howkon.

Me levanté de inmediato, salí del cuarto ignorando por completo como Zoey se pone de pie asustada.

─¿Qué sucede? ¡Zeph!

Corrí por el pasillo hasta llegar a la habitación principal, empujé la puerta viendo como Axel empuja a Howkon contra la mesa para luego desenfundar su hacha y colocar el filo en el cuello de Howkon.

Inevitablemente sonreí por aquello.

Al fin se morirá la escoria esa.

─En nuestra defensa ─Alzó la voz Guadalupe ocasionando que Kimberly gruña quitándole el seguro a su fusil─. Jamás pensamos que aparecerían los rusos.

─¡Se llevaron a Willa! ─gritó Kimberly pegando el cañón a la frente del moreno, sonreí viendo como el moreno reviró los ojos asustado para luego tragar saliva.

Un momento.

¿Qué dijo?

Y se borró mi sonrisa.

Se... se llevaron... ¿a Willa?

Abrí los ojos completamente impactado ante esa noticia, sentí como el corazón se saltó varios latidos al mismo tiempo en que escucho un grito de terror algo aniñado sintiendo como algo aprieta mi camiseta.

Miré a Zoey notando como sus ojos se llenan de lágrimas, se aferró a mi pantalón, coloqué una mano cubriendo un lado de su rostro, quise consolarla pero... no podía, mi mente... se bloqueó por completo... yo... aún no lo asimilo... Willa... ¿se la llevaron?

Wouh...

─¿Sabías que ellos atacarían? ─cuestionó Axel apretando el filo en el cuello de Howkon.

Los volteé a ver con mi mente hecha un completo caos sin poder asimilar lo que escuché pero vagamente presté atención a lo que están diciendo.

─Obviamente no ─contestó enojado Howkon─. Mira, se me está agotando la paciencia ─comentó colocando su mano en el filo del hacha para luego ver completamente furioso a Axel─. Aleja eso de mí, no lo voy a repetir.

Y el ambiente se puso completamente tenso, tanto que Guadalupe volteó a ver a Howkon con muchos nervios para luego ver con algo de miedo a Kimberly cuando ella le pegó más el cañón de su fusil.

─Era una trampa, ¿cierto? ─comentó lentamente Kimberly.

─No ─dijo rápidamente Guadalupe dejando mostrar sus nervios─. Nosotros hicimos un pacto...

─Un pacto que ustedes rompieron ─rugió Kimberly pegándole el cañón en la frente con brusquedad, ocasionando que Guadalupe quede casi acostado en el suelo.

─¡Eso no es cierto! ─exclamó rápidamente─. No sabíamos que los rusos aparecerían.

─¡Eso lo debiste de prever! ─gritó Kimberly preparándose para disparar.

─¡JACK!

─¡¿Qué quieres?! ─gritó Howkon sin dejar de ver a los ojos a Axel.

─¡¿No que tus planes siempre funcionan?! ─Kimberly.

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