IX

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IX: Somos amigos ¿No?

Los rayos del sol se filtran por mi ventana, me molestan los ojos así que decido moverme hacia el otro lado. Pero me quedo estática al sentir otra presencia junto a mi.

Santo cielo, ilumíname o elimíname.

¿En que jodido momento el príncipe llegó a mi cama?

No me preocupo en reparar por mi atuendo aunque sé de antemano que estoy vestida y mi cabello es un desastre.

Los recuerdos de la noche anterior llegan vagos a mi mente.

Memories

Me quedé paralizada, el príncipe pareció notar lo tenso que mi cuerpo se había puesto. Decide acariciar mi hombro hasta llegar a mi clavícula haciéndome estremecer con tan sólo un roce de sus dedos —Relájate. —dice casi en un susurro —No haré nada sin tener tu permiso, ya te lo había dicho Eris.

De todas formas, él era el príncipe. El futuro rey de Inglaterra y podía hacer lo que quisiera, cuando lo quisiera. Él ya me habría arrancado más bragas para obligarme a tener relaciones con él, más sin embargo, no lo ha hecho ni lo hace ahora.

Creo en sus palabras.

Lo siguiente es su varonil figura alejándose de mi y soltando una gran bocanada de aire, así mismo, retira por completo su camisa para dejarla sobre la cama.

Su espalda fornida adornada por pequeños lunares me hacen querer adorar las facciones y partes de belleza que el príncipe poseía.

—Vé a descansar. —sin pensarmelo dos veces, salgo de aquel lugar para así poder encerrarme en mi habitación.

Actualidad

La regadera queda justo al frente de la cama a varios pasos de distancia. El baño es difícil pues las segundas puertas son de cristal y las primeras están abiertas.


Pienso en ducharme...y darle una venganza al heredero.

No eres el único que puedr jugar así con las hormonas de una persona.

Tratando de no hacer tanto ruido, me levanto de la cama sintiendo la frialdad del suelo en mi cálidos pies. Deslizo las tiras de mi blusa por encima de mis hombros retirando por completo mi pijama quedando solamente en bragas. Paso una mano por mi cabello antes de caminar y adentrarme a la ducha. Enciendo la llave del agua y de inmediato la lluvia artificial recorre mi cuerpo entero. No creo que se despierte, no hay mucho ruido y si lo hace pues que más dá.

Por alguna razón me detengo a mirar cada detalle del mármol blanco en la pared. Todo aquí, incluso lo más insignificante, es lujoso y bastante elegante.

Retiro los restos de shampoo en mi cabello dejándolo solamente mojado. Mi cuerpo ya estaba lleno de jabón, así que soy un paso haciendo que éste lo abandone por completo. Todo estaba bien, iba muy bien. Hasta que sentí ciertas cosas, ciertas partes rozando mi trasero y logran hacer que accidentalmente me haga hacía atrás sintiendo por completo su cuerpo pegado al mío.

—La pides a gritos, tranquila duquesa. —sonríe con burla.

—Eso quisieras, príncipe. —intento salir de su acorralamiento puesto a qué sus brazos nuevamente descansan sobre la pared con mi cuerpo entre ellas.

—Eso deseas tú, lo puedo notar por como repasas mi pene con la mirada. —Tenía razón y yo mucha vergüenza. Le escucho reír amargamente cuando corro mi rostro.

—Es válido mirar.

—Verdad que sí. —hasta ahora me doy cuenta de que no ha despegado la mirada de mis pechos. Me cruzo de brazos tratando de taparme.

Creo que fué mala idea.

Pero no puedo dejar de mirar, es grande. Podría decir que hasta tiene una erección y yo un gran calentón con tan sólo verlo. —Ayer me ví en la necesidad de dejarte marchar, ahora no será así. —acerca su rostro al mío, tanto que puedo sentir su respiración chocar contra la mía. —¿Deseas algo más de mi o sólo estarás observando? Somos amigos ¿No? —me acaba de sacar una buena cuartada.

Siento que estoy por desmayarme cuando una de sus manos toma mi cintura y mi cuerpo coca con el suyo.

Dios.

Lo estoy sintiendo a la perfección en mi abdomen bajo, tocando la delgada tela de mis bragas. Mi femineidad palpita, hasta llega a doler y siendo que además de el agua, estoy totalmente húmeda.
Sus dedos se deslizan desde mis costillas hasta mis caderas jugando con el elástico de mi ropa interior.

¡Y yo no estoy haciendo nada al respecto!

Creo que todo me ha salido mal y me ha volteado los papeles.

—¿Deseas tocarme? —¿Qué coño acabo de decir? Además, mi tono de voz fué bastante inocente, como si lo hubiera hecho con intención.

El heredero no me deja terminar, pues su boca se dirige hasta mi cuello. Lame y absorbe de a poco mi piel haciéndome echar la cabeza hacia atrás. La fricción entre nuestras entre piernas logra que su erección crezca y se sienta aún más duro.

Joder.

—¿Deseas que te toque Mein Göttin? —ha tenido esa manía de llamarme “Su diosa” hasta en otro idioma. Deja un rastro de besos hasta llegar a las comisuras de mis labios y atrapa mi labio inferior entre sus dientes sin llegar a un beso en concreto.

—Hay un problema. —me mira directamente a los ojos —Somos amigos ¿No? —y con eso último, me alejo tomando una toalla para así enredarla en mi cuerpo.

Eso había sido tan intenso.

 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊  #𝟏  [COMPLETA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora