𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 #𝟏 [COMPLETA] ©

XLIV

XLIV: Krieg.

—Aquí es. Y aquí se derramará mucha sangre. Necesitamos comenzar y tenerlo listo antes de tiempo. ¡Todos comiencen a cavar, Douglas, necesito esas lanzas afiladas y terminadas. Tiene que ser profundo y discreto.

—¿Cómo se te ocurrió aquello?

—Si pudiéramos saber primero en dónde estamos y a dónde nos dirigimos, podríamos juzgar mejor qué hacer y cómo hacerlo. Aquí se hacían tantos eventos hace años y conozco muy bien éste lugar. ¿Ves el cielo? El clima en Suecia es un asco y lo vamos a aprovechar. Saber aguardar el momento propicio para hacer algo, sin duda es una gran virtud.

—Exactamente, el plan es hacer una red “invisible” ante los ojos de los caballeros suecos, ¿No?

—Las lanzas serán metidas en el largo y grande hueco que se haga, tanto que la misma tierra que se saque, no deje que los de enfrente más vean. Cuando sea el momento y estén cerca de nosotros, nadie se moverá. A mi señal todos a sus puestos será como si se aventaran de un presipicio a su propia muerte, ¿No es lindo?

—Tu cerebro a veces me da miedo pero es un plan básicamente perfecto. Yo te sigo hermano. —el hueco de tierra estaba avanzado pero no terminado, así que me tomé la libertad de entrar, tomar una pala y ayudar.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta Harry.

—No les dejaré todo el trabajo a mis hombres, ven aquí. Entre más personas ayuden, más rápido terminamos. —hace caso omiso a lo que dije imitanto mi acción también. Los soldados y básicamente todos, comienzan por cantar una canción al unísono.

Río al pensar; la canción de la muerte.

⚔️⚜️⚔️

Aún no sé que pensar, sostengo el pequeño papel sobre mis manos analizándolo un poco. Es como si  hubieran arrancado un pedazo de la hoja de un libro pues en la parte de atrás tiene palabras y dice algo que me remueve por dentro y me hace recordar a Niall; ...Nuestras almas han hecho el amor tantas veces que nuestros cuerpos ya sintieron celos de ellas.

Debo trabajar en mi concentración.

Son sólo dos palabras y no logro entender cómo es que ésto llegó hasta mi habitación.

—Me gustas. —la leo nuevamente en voz alta pensando en que se debe de tratar de una maldita broma estúpida de no sé quién. Desecho el papel directo en la basura y comienzo a cepillarme el cabello que aún continúa húmedo. Por momentos me quedo buscando una moña para atarlo, más sin embargo, no hayo alguna y continúo con el pelo suelto. Me paseo descalza por la habitación en toalla trayendo y buscando mis prendas de ropa de dormir. Estaba muy cansada.

Según yo, había comenzado con ejercitarme hace una semana. Dicen que no lo necesito pero yo necesito estar hecha una mamasita para mí hombre.

Los gajes del oficio.

En un intento por voltear hacia la puerta y así vestirme, me sobre salto demasiado al notar una figura conocida parada en el umbral de la puerta.

—¿Eduardo? —frunzo el ceño —¿Qué haces aquí?

—Pasaba a saludar, la Condesa me ha dicho que ésta era tu habitación. —yo me sentía incómoda por el momento, sólo me cubría una toalla y sólo me llegaba hasta los muslos. Cualquier persona que viera ésto, mal interpretaría la escena.