XXXIX

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XXXIX: Geh weg.

No esperó una invitación cuando ya me sostiene de la mano incitandome a seguir corriendo en silencio lo más rápido posible.

Al entrar en el castillo, podemos presenciar el caos que existe en el salón.

Hombres atando a las personas, poniéndolas de rodillas, gritos de miedo y desespero inundan mis oídos.

—¡Majestad! —es Dimitri —estamos listos.

¿Listos para qué?

—¡Ya, ahora Dimitri! —asiente esquivando con su espada a otro hombre. —Eris, necesito que busques a mi madre y se vayan de aquí todas. Suban hasta el Elipuerto, ahí un Yet estará esperando por ustedes.

—Yo no me iré sin ti... —Era normal, quería llorar.

—Olvídate de mi, ¡Hazlo, ya! —¿Cómo me pedía algo así? No me quedó más remedio que asentir para después perderlo de vista.

Y lo primero que veo justo a mi derecha es a un guardia obligando a la reina a hincarse.

Joder.

No lo pensé, tomé un filoso cuchillo de los que se encontraban en la mesa del banquete y corrí hasta el lugar. Cuando llegué, con un frenesí lleno de adrenalina; enterré aquel cuchillo en su piel cortándole así la garganta. Suelto el arma blanca llena de sangre y ésta cae al suelo mientras le ayudo a levantarse.

—Vámonos Eris... —asiento pero mucho antes de ir, observo todo a mi al rededor. Buscándolo. Y lo encuentro, con una espada en la mano atravesando el cuerpo de un guardia.

Ésto lucía como una guerra en el holocausto, los guardias del palacio de Buckingham peleando contra los hombres que se atrevieron a entrar al castillo.

¿De parte de quien venían?

Siento como la reina tira de mi brazo, llevándome fuera del lugar junto a Bárbara, mi madre y Thais.

Mi padre, Louis y Harry también peleaban. Asesinando al oponente. Los condes, marqueses y cualquier hombre capaz de pelear, lo hacían de igual forma mientras las mujeres huían despavoridas gritando con pánico. La reina y yo intentábamos cruzar aquel sangriento campo de batalla. Justamente, unas cuantas zancadas más ántes de llegar, un hombre me toma por el cuello con su antebrazo, amenazando con matarme poniéndome una daga pegada al cuello. La reina grita, mi madre lo hace, mis hermanas.

—Debía ser usted señorita, la florecilla preciada del gran Duque. A usted la quiere viva así que es mejor que copere si no quiere que le corte la garganta ahora mísmo... —un desgarrador grito de dolor sale por la boca del hombre soltándome de su cuerpo y observo como cae muerto al suelo.

El rey me ha salvado.

Lo sentí como un típico cuento de hadas, sólo que uno real y no es para nada lindo.

—¿Estás bien? —toma mi rostro.

—Si, lo estoy. —respondo con la respiración bastante acelerada.

Al fin llegó con las demás escuchando las instrucciones del castaño.

—Váyanse de aquí ya. —frunzo el ceño frustrada.

 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊  #𝟏  [COMPLETA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora