XLVI

465 45 35
                                    

XLVI: Wounds.

El hecho de que uno vague por el desierto, no quiere decir necesariamente que haya una tierra prometida.

—Black.

⚔️⚜️⚔️


Castillo de Neuschwanstein, Alemania.

—Me dijeron que estabas enferma. —volteo mi rostro hacía atrás encontrándome con la figura alta de Eduardo. —Deberías estar descansando.

—Respirar aire fresco después de todo no es malo. —caminamos juntos al borde del pequeño laberinto.

—¿Qué te pasó? —cuestiona.

—Nada grave, descuida. —sonrío a medias.

—Entiendo —asiento. —¿Ya desayunaste?

—Estaba por ir a desayunar con la reina en el jardín, ¿Y tú?

—Iba hacia allá también. —responde.

—Excelente, vámos entonces. —asiente.

Por unos momentos, el ambiente en el transcurso de todo el trayecto hasta llegar al final del laberinto es en un silencio sepulcral que llega hasta a ser incómodo para mí. Me congelo por completo cuando siento las manos de Eduardo tomando mis mejillas y sus labios capturando los míos.

¿Qué mierda estaba haciendo?

No reaccioné, ni pensaba hacerlo de todas formas. Simplemente puse mis manos sobre su pecho ejerciendo fuerza y así empujándolo hasta que dejó de besarme. La palma de mi mano derecha resonó y ardió contra su mejilla.

Por supuesto que estaba molesta.

—¿Por qué fué eso? —dice con su mano pegada a ésta.

—¡¿Qué te pasa?!

—No me pasa nada, quise besarte. ¿Está mal?

—¡Por supuesto que está mal!

—No entiendo por qué te enojas, Eris, tú me gustas. No, no me gustas; me encantas. Y yo sé que no nos conocemos de toda la vida pero con lo que sé, me basta para entender cuanto me atraes. Además, sé que también te gusto.

—Oye, oye. No te equivoques. Discúlpame si entendiste algo de mi parte que no es cierto o si en algún punto pensaste equivocadamente. Eduardo, tu no me gustas y no creo que nadie más lo haga...

—¿Tienes novio acaso? —¿Se estaba molestando? ¡Yo debería enfadarme, no él!

¿No se suponía que ya lo sabía? Él mismo lo escuchó en la cena de navidad.

—Sí. —respondo con firmeza.

—¿Y lo amas? ¿Estás enamorada de...?

—Sí, lo estoy.

—¡¿Quién es?!

—¡Primero que nada, deja de hablarme en ese tono, segundo; yo no tengo que darte ni a ti, ni a nadie; explicaciones de absolutamente nada de lo que pasé en mi vida privada!. Nisiquiera a mis padres, por Dios. ¡¿Lo entiendes bien?! —se quedó totalmente callado.

 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊  #𝟏  [COMPLETA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora