CAPÍTULO FINAL

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Ambos salieron del departamento y vieron los cuerpos de sus compañeros tirados en el suelo y llenos de sangre.
Christopher no podía dejar de llorar, la veía y su corazón se destrozaba aún más.

C:Lo siento... -susurró- esto es mi culpa, nunca debí traerte aquí...

Pasó al rededor de 4 horas lamentándose y recordando todo lo que pasó junto a ella.

C:No puede ser que hasta así te veas hermosa -soltó una pequeña risa y una lágrima más- sé que no es el momento para decírtelo, pero es cierto... quisiera besarte... quisiera que estés con una sonrisa en tu rostro... quisiera hacerte mía otra vez... quisiera que estés viva -su voz se quebró-

Dejó un beso en su frente y otro en sus labios. Se levantó, la tomó en sus brazos y salió.
Zabdiel y Erick habían limpiado casi todo, habían quitado los cuerpos y la mayoría de la sangre.
Al verlo salir con sangre en su torso, sus brazo y su rostro, se acercaron a él.

C:Llévenla a donde nadie la encuentre... ni siquiero yo -una última lágrima cayó por su mejilla y Zabdiel la tomó-

Él entró al departamento, luego a su habitación. Quitó su ropa y abrió la llave.
Entró a la ducha, pasó sus manos por su rostro y las lágrimas aparecieron de nuevo.
Luego de una larga ducha, salió, envolvió una toalla en su cadera y fue a la habitación. Vió a Cometa sobre la cama y le dio una leve sonrisa mientras él movía su cola. Se sentó a su lado y acarició su cabeza.

C:Ella no está, Cometa... tu mami y el amor de mi vida... ya no está -trató de controlar sus lágrimas aunque él mismo sabía que era imposible-

Se levantó y limpió sus lágrimas, se vistió y se recostó.
La imaginó a ella a su lado, con una sonrisa.
Poco a poco cerró sus ojos y aunque era casi medio día, se quedó dormido junto a Cometa.
Pasaban los días y él cada vez se sentía más solo y más de primido, Zabdiel y Erick la extraban, aunque habían pasado muy poco tiempo con ella, se habían encariñado con ella muy rápido.
Él solía ir a la habitación que era de ella, abría su armario y sacaba alguna prenda de ropa, acercaba la prenda a su nariz y su aroma hacía que sus ojos se llenen de lágrimas.
Las únicas veces que sonreía, eran al recordarla aunque después lloraba una vez más.

C:Creo que nunca podré olvidarla -le dijo a Cometa, soltó una pequeña risa y sus ojos se cristalizaron- no puedes olvidar a quién te hizo feliz, a quien te cambió y a quién te amo. Ella fue mía, Cometa,  siempre lo será... aunque ya no pueda verla, sentirla o besarla, siempre será mía -una lágrima se deslizó por su mejilla-

MÍA || CHRISTOPHER VÉLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora