🍏 Capítulo IV

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            Capítulo IV.

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—Ves que usar tus ojos no te hace infiel —sentí el rumor de la voz de la mayor de las León, cerca—. No creo que estés  pensando en Julián en este momento. Aunque sin duda, cierta artista estaría muy orgullosa de ti al ver que te gustan mayores —palidecí, deseé que él no estuviese escuchando este intercambio. Iba a encararla para objetar, mas ella prosiguió —. No te atrevas a negar algo, estas colorada hasta el cuello, Jacqueline —oí como se reía —, no te culpo, es muy lindo. Entiendo por qué el otro chiquillo no tenía oportunidad.

Percibí que dejaba de halar el cordoncillo. Salí de allí de inmediato, cuando llegué donde Alex, tomé lo que me ofrecía sin siquiera chistar; bien podría ser agua del sanitario.

—¿Estaban muy pesadas las cajas verdad? estas toda roja —«Y dale con eso» —, me hubieses dejado ayudarte —hice un gesto con la mano quitándole relieve al asunto.

—Sin problema. ¿Qué más falta? —dije revisando el lugar, estaba casi desierto, eran las 4:49 Am.

—Nada, podemos relajarnos y dejar que los muchachos terminen de limpiar —no me gustó: quería moverme, lo necesitaba, estaba inquieta, podría con una maratón en este momento, o con dos.

Minutos después, Érica estaba de pie junto a nosotras, evitaba sus ojos. Ella me tomó con cariño de la barbilla un segundo.

—Ay, Jaqueline, Jaqueline.

—¿Qué pasa? —cuestionó mi curiosa amiga.

—Nada, Erin con sus cosas —dije cortante, pero risueña.

—Al ¿A ti qué tal te parece Marcos? —la aludida miró extrañada a su hermana.

—¿Qué? —soltó

—Como que qué, ¿Te parece apuesto, soso?, ¿algo? —Alex meditó un momento.

—Es bastante sexy —dijo al fin —. ¿Por qué, te gusta ? —noté como Diego que estaba escuchando la conversación desde el otro lado del mostrador, limpiándolo, se crispaba. Me afligió un poco su carita.

—A mí no —sonrió mi "jefa" mirando con fascinación sus botas negras —, pero creo que a muchas en el bar sí, no sé, supongo que candidatas no le sobran —yo observaba la charla como quien no quiere la cosa, seguía tomando sorbos de licor.

—Bueno, es normal, es músico, apuesto, tiene un aire misterioso. Me sorprendería si no fuese solicitado —contestó Alex mientras se bebía hasta la última gota del vaso —. Aunque no es más lindo que mi Pablo, por supuesto —puso cara de bobalicona. Eran muy extraños los momentos en que Alex se ponía en modo romántico-meloso, no obstante, cuando lo hacía, atacaba con todo: Al tiene una relación a distancia hace más de dos años con un chico de España, se conocieron ya que la familia paterna de él, vive a dos casas de mi amiga por lo que él pasaba la mayoría de su tiempo en vacaciones en nuestro país, al igual que con Alex.

—Claro que sí, a Pablo no le gana nadie —corroboró Érica divertida —. ¿Tú qué piensas, cariño? —se dirigió a mí alzando una ceja, Alex también prestó atención.

—Es... Interesante —dije con dificultad —. Bueno, voy a ir al baño a quitarme esto —me levanté señalando el mandil.

—Buena idea —secundó mi amiga ajena a lo que su hermana tramaba .

Ya en el lavabo me limpié el rostro con un par de paños húmedos para refrescarme,  no soy de usar maquillaje por lo que, el hacer esto es recurrente en mí. Vi el reflejo en el gran espejo: estaba algo pálida a pesar de que mi tez no es clara, tenía un par de bolsas bajo los ojos oscuros producto de estar en vela. Me peiné el cabello con los dedos, la sensación suave de mi larga melena me relajaba. 

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