🍏Capítulo XXIV

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        Capítulo XXIV.

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Marcos

"Respondiéndote, me moriría por un hombre amable, atento, cortés, que se salga de ese molde de egocentrismo, que se preocupe por algo más que por criticar, que tome acción, aporte; que me brinde un panorama solidario, estable, maduro."

Pecando de ser poco modesto, sentí que cada una de esas palabras se dirigían a mi, lo cual no hizo más que inflar mi ego.

 «Está mal, lo sé». 

Maldita sea, todo lo que tiene que ver con Jaqueline Espinoza tiene esa connotación para mí en los últimos meses. Me cansa el contenerme, el estar vigilando qué tan cerca estoy de ella, qué tanto estoy observándola; cuando lo que deseo es dejar fluir, conocerla, acercarme.
Me encanta escucharla relatar algo que le apasiona, me fascina cuando Susana o Valeria le hacen hablar de cocina, el hostal, las materias; de su familia, de algún recuerdo o anécdota pasado y ver como de inmediato se le encienden las mejillas, como se hace más potente la luz de sus preciosos ojos castaños.

Me altera la calidez con la que le habla a Sam, la afinidad que tiene con Liam, la madurez que transmite.

«Estoy jodido». Cada que la tengo cerca me es imposible no prestarle atención de alguna manera, mis sentidos la buscan, es absurdo negarlo.

 «Es estúpido, somos adultos, podemos actuar como tal, esclarecer las cosas, dejarnos llevar porque sé que no soy el único que desea cambiar los parámetros de nuestra relación. Tal vez si sólo aceptamos esto una vez, una noche...»

—Cami me dejó ahí tirada porque no era capaz de dejar de mofarse, yo intentaba salir del barro pero me era casi imposible, estaba demasiado sucia y exaltada para lograrlo sola. Aunque ahora que lo pienso, sí que debía ser graciosa la escena —soltó una risilla, la cual fue secundada por casi todos los presentes. Soy un reverendo imbécil si intento convencerme de que sólo deseo una noche con ella.

 «¿Qué deseo entonces?». 

»Más... —un pequeño ataque de risa le impidió continuar. Esa breve palabra que salió de sus labios se insertó en mi cerebro: « Más, sin duda es más que lujuria, que deseo, más que pasión carnal, mucho más» —... Más tarde tuvo que lavar todo el baño en el que me había duchado, y allí la que se pudo burlar de él fui yo —esta mujer es encantadora: su mente, su fulgor, su vitalidad.

Jaqueline continúa moviendo su hermosa boca al ritmo alegre de las palabras que salen de esta, y yo sólo puedo dejarme embelesar con cuidado de su dulce voz, pues, hay un par de ojos en exceso pendientes de mis reacciones. Al mismo tiempo mi cabeza reproduce una y otra vez la frase "Somos adultos, podemos actuar como tal" , sin que mi cuerpo la acepte por completo.
Dilan nos sirvió otra ronda de bebidas a los presentes, sin alcohol para mis sobrinos, por supuesto.

—¿Esas no fueron las vacaciones en las que estabas coladita por el primo del vecino de tu abuelo? No me digas que él te vio resbalándote, llena de lodo —cuestionó Susana casi atragantándose con la risa, Jaqueline no respondió, sus mejillas se pusieron tan rojas que parecía con fiebre, enterró después el rostro en el cabello rubio de Sam, que como era costumbre se sentaba muy cerca de ella. Era obvio que su antiguo enamoradito la había visto, no pude evitar sonreír.

—Oye ¿Qué edad tenía? —indagó Valeria pensativa.

—¿Jhon? —Jaqueline alzó la cabeza para mirar a quien le cuestionaba —, no lo sé, creo que tendría unos dieciocho, no tengo ni idea.

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