Siénteme ©

🍏 Capítulo XIII

☆彡.。.:*・☆彡.。.:*・☆彡☆彡.。.:*・☆彡.。.:*・☆彡☆彡.。.:*・☆彡.。.:*・☆彡☆彡..¡Hola!
Este capítulo está bastante largo :P

Espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo.

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          Capítulo XIII.

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Comimos, charlamos, nos reímos. Sam hizo un desastre en su sitio, Liam le ayudaba un poco a alimentarse, pero estaba empecinada en hacerlo sola.

Descubrí que Marcos había estado viviendo durante 10 años en el extranjero; seis de ellos en Texas, Estados Unidos, los otros cuatro los había pasado en Edmonton, Canadá. Era el hermano mayor, se llevaban dos años, Su, tenía treinta así que él tenía 32 años, parecía de menos cuando se comportaba tan sereno, tan desenfadado. Tocaba el violín, violonchelo, el piano, al igual que la guitarra. Le encantaban los perros. Cuando era niño deseaba ser futbolista pero tuvo un accidente en el que casi pierde una pierna, por lo que no pudo jugar por seis meses, restándole interés al final. Era profesor desde hacía doce años y era alérgico al brócoli. Val era quien estaba sacando todo esto a la luz, pues parecía haber preparado una encuesta antes.

Dilan se fue después del postre, el cual sacó varios rumores de gusto, de aprobación. Estábamos ahora sentados en el salón, Sam estaba en mis piernas jugando con mi cabello: lo había soltado para poder hacerse con el a sus anchas, a decir verdad ella me peinaba con sus pequeñas manos de forma delicada, por lo que me relajaba. Su, estaba situada junto a su hermano, frente a mí, Val y Liam estaban uno a cada lado de mi cuerpo. Hablábamos de un viaje que habían tenido los Franco Piedrahita; cuando vibró mi móvil, era un mensaje de Juli.

Julián

Sorpresa. 4:36 Pm. —Una única palabra. No entendí nada hasta que envió una foto del corredor de mi piso.

Jaque

¿Estás aquí? 4:37 Pm

No pensaba mucho, sólo sabía que estaba muy a gusto en este lugar.

Julián.

Así es. No vas a saludarme. 😄 4:37 Pm —«Dios».

Jaque

Ya voy, espérame. 4:37 Pm

—Yo —interrumpí a Susi —, lo siento, Su, Juli está afuera. Creo que necesita algo, debo salir un momento.

—Un momento... Claro —dijo Val riendo —, tómate tu tiempo, sólo ten cuidado con el espectáculo que monten, no queremos dar una mala impresión —la miré confusa, ella seguía hablando.

—Ya sabes —dijo ladeando la cabeza —, vaya que hacen ruido, en especial tu —me ruboricé furiosamente. Abrí los ojos, pensé que me iba a dar un ataque, bajé a la niña de mi regazo. Halé del brazo a mi vecina, separándonos un poco.

—Cállate, por Dios —respiraba con dificultad.

—¿Qué tiene de malo? es algo normal.

—Claro que no.

—Claro que sí, no hay nada de malo en que te guste gritar mientras tienes sexo —hablaba muy, muy fuerte.

—Ay por Dios, baja la voz, Val, que parece que tengas un megáfono en la garganta. Es imposible que me hubieses escuchado desde tu apartamento, yo no gri... —vi su sonrisa, entendí que lo hacía para martirizarme, ella y sus jueguecitos.