🍏 Capítulo XV

353 43 79
                                    

┌───── ⋆⋅✿⋅⋆ ─────┐

            Capítulo XV.

└───── ⋆⋅✿⋅⋆ ─────┘

Toda la tarde estuve despistada gracias al encuentro con Julián. Después de aclarar mi mente, en los primeros días en que sucedió el altercado en casa de Su, opté por dejar el asunto, por no estar removiendo de forma constante esa costra que apenas estaba apareciendo en mí; por lo que no estaba preparada para el bombazo de tenerlo de frente sin que aquello me afectara en alguna medida, le había querido, para ser sincera, no entendía como no lo había tomado peor, como no me sentía más rota.

La víspera inquieta dio paso a la noche bulliciosa. Decidí hacer el trayecto a casa a pie. Divisé locales, bares atiborrados de sujetos queriendo entrar, deseando disfrutar, con ganas enormes de liberarse o dejar escapar alguna frustración por medio de la bebida, de una cena o de la adquisición de algo. Era una velada fresca, disfrutaba del delicioso viento que golpeaba mi cuerpo, experimentaba cierto sosiego al andar ese cuatro de octubre entre la opacidad. De imprevisto, en una tienda de moda vi un hermoso conjunto de blusilla y shorts de cuero sintético negro, no soy una obsesa de las compras, pero aquellas prendas me llamaban a gritos. 

Determiné entrar, no me importó que luego de hacer cuentas concluyese que: debía renunciar a unos cuantos almuerzos en la cafetería de la Universidad.

«Unas por otras, tu decidiste no depender de nadie, no pedirle a tu padre». Me dije; tendría que cocinar un poco más.

Llevé la ropa a casa planeando usarla al día siguiente: iba a ser la última de mis jornadas de voluntariado, a menos que él quisiese que le pagase el último día, el cual no permitió que me quedara, por lo ocurrido con mi ex. Si así lo decidía, no me opondría a aquello. También deseaba ir a Mumbai al salir del hostal, por lo que era el atuendo perfecto. Le di un par de probadillas más frente al espejo a la ropa, sentí un entumecimiento momentáneo al recordar la mirada de Julián al salir de la universidad, me pregunté si debía contarle a mis familiares sobre esto, lo decanté enseguida, «no va a pasar nada, él sólo quería hablar, me va a dejar en paz». Luego de calmarme, repitiéndome aquella frase, me di una larga además de terapéutica ducha antes de caer rendida en los brazos de Morfeo.

Me levanté al siguiente día más calmada, ya que entraba a las ocho. Cami pasó a recogerme como cada lunes, miércoles además de viernes.

—Ese atuendo de diosa, me hace pensar en nuevos comienzos —afirmó mi hermano como saludo.

—¿A qué te refieres? —pregunté al acomodarme, al ponerme el cinturón.

—A que uno no se viste tan regia todos los días, mi vida —reí.

—Lo compré ayer ¿Te gusta? —hice pequeñas poses para él.

—Está precioso. Estás preciosa —dudó un instante, con las palabras queriendo escurrirse por su boca, con las manos en el volante, analizándome —. No quiero insinuar que no es por ti, porqué lo quieres lucir, por tu bienestar, ni quiero ser de esas personas cansinas que creen que todo gira en torno a un pito, pero ¿Hay galán nuevo? —cuestionó.

—No. Menos mal diste ese discursito al principio. Ya arranca que voy a llegar tarde —mi querido familiar comenzó a conducir, notaba como me observaba de reojo.

—¿De verdad? —volvió a sacar el tema segundos después. Mi mente hizo eco de aquella incógnita; en definitiva, Marcos no era "mi galán" me sentía atraída hacia él, , pero no había nada entre nosotros.

—No estoy saliendo con nadie. No hay nadie nuevo en mi vida, te digo la verdad, además sólo han pasado unos días, no creo que sea muy prudente comenzar a salir por ahí con otro hombre —bueno, nada de lo que le había dicho era falacia, puede que la vestimenta estuviese influenciada de algún modo, mas no la había comprado sólo por cierto bombón.

Siénteme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora