┌───── ⋆⋅✿⋅⋆ ─────┐
Capítulo LIV.
└───── ⋆⋅✿⋅⋆ ─────┘
<<Bueno, no era tan así>>.
Luego de convencerle para entrar, de una mirada preocupada de Alex quien nos abrió en el momento justo. Después de que se tomase tres copas seguidas de whisky que supuse, usaba como vigorizante para abordar todo el relato de Julián, esa era la única frase que giraba en mi mente.
Era cierto que tardó en actuar y no esperó a que llegase alguien por él, mas lo hizo, llamó y estaba decidido a obrar de forma correcta, pero, en estos meses me había dado cuenta de la predilección inconsciente de Marcos a asumir un roll culpable, a pesar de que en realidad esas situaciones se salían de las manos de todos.Me asombró el relato, la noticia, las imágenes que se iban tomando mi consciencia al tiempo que sus palabras llenaban el espacio en el que nos encontramos. Decidimos "hablar" en el almacén del bar, la acústica era mejor, pues las frases no eran ahogadas por la música.
Aquí estaba sin mediar palabra, luego de su confesión, viendo su semblante afligido que me producía sentimientos encontrados, rematando con aquella frase que se negaba a abandonar mi hipotálamo, porque de nuevo, no era cierto aquello de que Julián estaba en ese estado por culpa de Marcos. Probablemente habría muerto en ese callejón de no ser por el sentido morboso que tiene la vida de entrelazar caminos, pero estaba lo bastante familiarizada con la forma de pensar del profesor como para saber que por más que le dijese misa y rosario, seguiría igual.
No encontré mejor consuelo que quedarme a su lado, acariciándole la mano y, de a poco irme acercando a su cuerpo para transmitirle que me tendría allí, para cuando me necesitase.
Salimos tres horas después del bar, con la misión inconclusa de tranquilizar a las León que de cuando en cuando se asomaban a preguntar si necesitábamos algo más.
Nos subimos a un taxi para en un principio volver al apartamento de Marcos, aunque deseaba ir más bien a mi casa y con lo ido que se hallaba el hombre a mi lado, decidí llevar a cabo lo segundo. Le di la dirección a la conductora, dirigiéndonos a la urbanización donde era vecina de su hermana. Quizás ella podría ayudarme un tanto.—Mi amor, no te tortures pensando tanto en aquello. Sabes que no estás siendo justo, que estás cargando con más peso del que mereces. No es justo Marcos, no tienes que echarte siempre con la culpa de las cosas —expulsé sin poder evitarlo más, mientras las puertas del ascensor de la urbanización nos recibían como sus únicos abordantes.
—En esta podía hacer las cosas diferentes.
—Tienes razón, pudiste hablar de inmediato a emergencias ¿Y entonces? ¿Crees que Julián estaría bien? Como si necesitara una curita y ya —podía estar siendo algo ruda, pero la ansiedad por hacerle sentir mejor me hacía actuar de ese modo. Él se tomó un momento para contestar.
—No lo sé —soltó despacio, saliendo de la cajilla de metal, pues habíamos llegado.
—Eso es, para ser exactos no sabes qué habría pasado y no tienes como saberlo, de igual modo no puedes pensar siempre lo peor y achacarte la culpabilidad. Te haces mucho daño al ser tan exigente contigo, es imposible que seas siempre perfecto, que obres bien a cada instante. Aun así, lo hiciste esta vez, llamaste, ya eso dice mucho de ti.
—¿Estarías aquí si no hubiese llamado? —ingresamos a mi apartamento. Noté la sombra de Fox por el balconcillo cuando al abrir, el viento de esa dirección y el de la puerta hicieron que la cortina se alzara. Caminé hasta allí siendo testigo de su cuerpo flexible abandonando el espacio, yendo hasta su hogar.
ESTÁS LEYENDO
Siénteme ©
RomansaJaqueline Espinoza es una joven estudiante, independiente, familiarizada en mayor medida con la benevolencia de la vida, con el fluir Pacífico de la realidad. Existencia que se le complica al verse inclinada hacia su atractivo profesor quien comienz...