🍏 Capítulo XXXIII

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          Capítulo XXXIII.

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—¿Me vas a decir que no sucede nada entre ustedes después de que te vi... Los vi aquella tarde? No me mientas tan descaradamente, Jaqueline —Val me apuntaba con su dedo índice el cual mostraba una hermosa manicura francesa —. ¿Qué más da? Sé que tienen algo, no voy a ir con el decano de tu universidad a decirle todo. Puedes confiar en mí —sólo la miraba, sabía que cualquier palabra que saliese de mi boca nos iba a comprometer. Ella suspiró frustrada, dejándose caer en el sofá a mi lado.

Le había mencionado a Marcos que Valeria de una manera u otra estaba al tanto de lo nuestro, eso no le había hecho mucha gracia, para ser sincera a mí también me alarmaba que en algún momento ella pudiese soltar algo de información comprometedora, no desconfiaba de su lealtad, me había demostrado que aquello la caracterizaba, aunque, al hablar de su talante sin tapujos o miramientos, al hablar de su poco tacto en ocasiones, otra agua llevaba la corriente.

Recordé el momento exacto de la velada con Marcos, en que abordé el tema, estábamos bailando una balada clásica...

No me gusta decirlo y sé que parece una imposición tóxica, pero, entre menos personas conozcan lo nuestro es mejor, tenemos que ser muy discretos —danzábamos con los ojos cerrados. Tenía el rostro inmerso en el torso varonil, por su parte, Marcos tenía hundida la cara en mi fragante melena recogida, disfrutábamos del contacto tibio del otro.

Lo sé, tienes razón —la visión de mi vecina risueña, abandonando el hogar de la hermana del profesor me asaltó de inmediato, por lo que decidí comentárselo —. Marcos, creo que Valeria sabe lo nuestro  —él se detuvo un momento, noté como buscaba mi rostro, no deseaba abandonar esta tranquilizadora comodidad, pero alcé la cara encontrando su mirada algo diferente.

—¿Lo dices porque me vio ayer en casa de Su?

En parte, quiero decir, ayer fuimos demasiado obvios, sin embargo... Yo le había contado que me gustas, que te había intentado besar —sus cejas se alzaron un poco —. No quiero excusarme, pero voy a hacerlo de igual modo. Fue cuando sucedió lo de Mumbai, quiero decir :la noche en la que Erin me envió por el sobre. Lo siento, tu ni debes saber de qué te hablo —tomé aire para aclararme un poco —, hablo del día en que ibas saliendo del bar y yo entrando por la parte de atrás. La noche, más bien...La noche en la que yo me acerqué a ti, en el pequeño callejón del bar porque me moría por darte un beso. Tú me rechazaste, te volviste distante, así que no pensé que las cosas entre nosotros avanzaran. Necesitaba hablarlo con alguien y bueno, Val es mi amiga, llegamos al tema por casualidad y le mencioné que me gustaba alguien. No le dije nunca que eras tú, ella lo dedujo —hice una mueca —, tampoco era tan difícil, soy bastante obvia. Luego al verte,  mejor dicho, al verme tan... Agitada en casa de Su, ayer, sólo sumó dos más dos —volvió a acercarme a su pecho sin decir nada, estuvimos abrazados largo rato, moviéndonos con la música que cambiaba de intérprete, mas, no de género.

Ella es tu amiga, tienes razón, tú la conoces más que yo y si decidiste contarle es porque confías en ella.

Bueno, Val es complicada —sonreí pegada a él —, debo aclarar las cosas con ella o hacer que piense que no hay nada entre nosotros.

Tranquila, sé que vas a tomar la mejor decisión, princesa —sentí como depositaba un beso suave en mi coronilla. Olvidé a Val por el resto de la noche, a pesar de que en ocasiones la expresión del profesor, al igual que lo que hablábamos, me dejaba claro que él tenía muy presente ese dato, que además sentía cierto recelo por ello.

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