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—¡Hey!— exclamaba el azabache, tratando de darle alcance al alto pelirrojo que se le escabullía entre los estudiantes que obstaculizaban el camino— ¡Hey, te estoy hablando!— voceó molesto, tomándolo de la muñeca.

Foxy volteó verlo con desdén.

—¿Qué?

—¿Cómo que qué?— reprochó soltando el agarre— llevo horas tras de ti, y no me haces caso.

—No te escuché— se excusó. Fred lo miró molesto.

—¿Por qué desapareciste ayer?— cuestionó de golpe; dejando el tema inicial en el olvido total.

—No creí que me fueras a necesitar más— respondió con simpleza.— Ya había completado mi misión, ¿No? Ir de paje para darte valor y que así pudieras acercarte al rubio ese...—escupió con algo que Fred pudo interpretar como molestia en la voz.

Fred lo miraba fijamente; el problema no era Foxy, era él. No solo lo arrastró con con él, sino que luego lo abandonó en pleno campo de batalla como si fuera cualquier cosa.

—Tengo que irme, mi clase empieza en cinco minutos— Dijo al mismo tiempo que comenzaba a alejarse.

Fred reaccionó a los segundos—¡No, espera!— exclamó tomándolo de la muñeca— solo te quitaré uno...—, susurró.

Foxy lo miró indeciso; debatiéndose entre irse o quedarse a escuchar, desafortunadamente para él, la mirada suplicante de Fred, le derretía el alma, por lo que no tuvo más remedio, que escuchar.

—Que sea rápido— dijo con desdén y fingido fastidio.

—Lamento haberte dejado botado ayer. No fue la manera de tratar a un amigo...a mi mejor amigo. No tenías porqué acompañarme, y aún así lo hiciste, y me porté como un ingrato. Lo siento, Fox. No fue mi intención...es que cuando estoy con él, cuando me mira, cuando me habla yo..yo me apendejo...se me olvida todo el mundo y él se convierte en el centro de mi universo...— explicó con mucha vergüenza, lo sabía por lo roja que tenía la cara.

—Ya— dijo el pelirrojo en una de las pausas de su amigo—, no pasa nada. Te entiendo...—sonrío de lado sosteniéndole la mirada.

Fred lo miraba fijamente; sonrió y sin pena alguna, se lanzó a los brazos de su amigo.

—Y-Ya pues...no es para tanto— comentó entre dientes Foxy, algo apenado. Gracias a Dios, los pasillos ya habían quedado vacíos.

Enredos De Un EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora