Enredos De Un Enamorado

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La muy bien surtida dulcería hacía honor a su nombre, ya que cumplía los sueños de cualquier chiquillo de muelas picadas y mejillas regordetas. Los aparadores estaban llenos de dulces de colores llamativos y suculento aroma. Caramelos de mil sabores en cajitas de vidrio. Chocolatinas con relleno y de formas varias. Piruletas de colores y tamaños diferentes.
El decorativo de las paredes iba muy acorde a la mercancía que ofrecía. Parecía sacada del cuento de Hansel y Gretel.

Fred no escatimó mucho en gastos. Tomó cuanto dulce se le cruzaba y antojaba. Gold apenas si eligió un par de caramelos, no conocía mucho, así que dejó que alguien con experiencia se encargara de eso.

—He aquí nuestro tesoro— sonrió vaciando la bolsa de dulces en el césped. En la calle de enfrente había un parque de juegos. Eligieron un lugar con buena sombra y se sentaron.

Gold miró con asombro la montaña de dulces—. Creo que nos pasamos...es demasiado azúcar para dos personas—, razonó, comenzando a arrepentirse.

—Para nada— aseguró Fred—. No lo pienses tanto y solo hazlo. Anda, nutrete.

—uh...creo que, con una paleta estoy bien.

—¿Una? ¡Vamos, Gold! Esta es la vida salvaje. Tienes frente a ti más que una mísera paleta— persuadía mientras se comía un masapan cubierto de chocolate.

—Es que, no estoy acostumbrado a comer azúcar, no me dejan tampoco...— mencionó en un susurró.

—¿No te dejan? Pff, ni que fueras a hacer qué, solo son kilos de glúcosa. No pasa de que se te caigan los dientes y te duela el estómago— dijo con tranquilidad. Gold soltó al instante la paleta— jajaja, es broma— reía—. No te preocupes, jamás dejaría que nada te pasara— aseguró con una sonrisa—. El azúcar no es nada que no pueda manejar, confía en mí. Yo respondo a lo que pase.

—¿Seguro?

—¡Claro, hombre!

—bueno...

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Gracias por leer uwu

¿tienen un dulce favorito? El mío es el mazapán ÙwÚ