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No tuvieron que quebrarse la cabeza pensando en un lugar al cual ir, habiendo tantos parques en la ciudad.

Claro que Fred prefería un lugar abierto y nada insinuante. Una cafetería, el cine, una bonita heladería. Eran los más comunes escenarios para una cita, y Fred no quería nada de eso. Solo se pondría nervioso y terminaría cagandola como la vez que fue a espiarlo a la biblioteca, aunque solo era para comprobar que fuera el mismo rubio del que Freddy hablaba, no lo estaba espiando realmente, ¿O sí? Nah.

—Me toca— mencionó el azabache, llevando una mano a su mentón, haciendo pose de pensador— ¿Qué es lo más arriesgado que has hecho?

—¿Cómo?

—Pues así— se encogió de hombros y dejó la lata de gaseosa a un lado, tomando otra del empaque. Esa era la cuarta. Gold lo miró impresionado, vaya vejiga—. Saltarte clases, jugarle una broma a la maestra, asaltar un kiosko con un aguacate.

—¿Q-Qué?— exclamó el rubio soltando una leve risa por lo último.

—¿No lo has intentado? Entrar a un Kiosko, amenazando a la gente con un aguacate, diciendo que es un granada activa— preguntó de lo más normal.

—No— negaba el albino entre risas—. ¿Tú sí?

—Nah— hizo una seña con la mano, restándole importancia al asunto—. Pero me gustaría.

—Estás loco

—Tal vez— comentó con una sonrisa ladina, encogiéndose de hombros—. Volviendo al tema; ¿No has hecho nada parecido?

—¿Nada parecido a asaltar una tienda con un aguacate? No

—Que aburrido—, suspiró. ¿Cómo podía ser alguien tan increíble y no haber hecho nada emocionante en toda su vida?

Gold se encogió de hombros.

—No puedes seguir así. ¿De qué te sirve la vida si no vas a vivirla? — comentó decidido. Tomó la última lata y la metió al bolsillo de su pantalón. Sujetó la mano del albino y lo abligó a levantarse.

—¿A D-Dónde vamos?

—Hakuna Matata—sonrió el azabache.

—¿D-Dónde...?

Enredos De Un EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora