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La pobre bicicleta roja terminó aparcada, (si es que aparcar significa dejarla tendida en la acera) fuera de una tienda.

—Primero, necesitamos vitamina: D y C—, declaró el azabache, viendo a su contrario—. Dulces y chocolates— sonrió señalando a la tienda, que en sí era una dulcería: la tierra de los sueños, se llamaba.

Enredos De Un EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora