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El casino que la escuela había alquilado para realizar al fiesta de despedida estaba adornado con globos y flores. Había fotografías de los alumnos que se graduaban, acomodados como cinta de película en cada uno de los pilares que sostenían el techados. Era una fiesta elegante, hasta alfombra roja tenía.

Fred estaba entre el público. Veía con orgullo a su amor, que sostenía el folder con sus documentos y uno que otro reconocimiento de excelencia.

Quizá lo más llamativo de él no era su sonrisa, pero se veía jodidamente guapo en ese traje. Claro que cuando la situación lo ameritaba y había que sonreír, su sonrisa era la del millón de dólares, a opinión de Fred.

Cuando la fiesta acabo, y se terminaron de dar los agradecimientos y todo ese montón de protocolos aburridos, Fred pudo acercarse a su chico.

—¡Hey!

—Fred— sonrió feliz de tenerlo en un día tan importante.

—¿Te irás a festejar?

—Algo así— se encogió de hombros.

—¿Está tu familia aquí?

—Mi abuelo, y mi hermano que están por allá— señaló a sus espaldas.

Fred echó un vistazo con discreción. Había que conocer a la familia. Encontró a un hombre entrado en sus sesenta que a decir verdad se veía más fuerte que un roble, hablando por teléfono. Y a cierto rubiecito que días antes había conocido. Sintió la sangre de su cuerpo bajar de la cabeza hasta sus pies.

—¿E-Ese es tu hermano...?

—Sí. Se llama Golden, ¿por qué? ¿ya lo conocías?— especuló, por la cara que puso.

—Sí, creo que ya tenía el gusto— sonrió.

—Fred...— llamó con delicadeza, tomándole la mano, logrando su atención—. Tengo que decirte algo...

—Ajá...

—Yo... Me iré a estudiar fuera del país...

Y de pronto, todas las emociones positivas abandonaron el cuerpo del azabache, que sintió como si un balde de agua helada le cayera encima.

—¿Qué...?

—¡Mi abuelo se ha encaprichado con ello! Lleva planeandolo desde hace un año...

Fred bajó la mirada, y sintió su corazón estrujarse y romperse en mil pedazos. Por un momento pensó que se trataba de una cruel broma.

—¿Y tú quieres irte...?

—Siendote sincero, tengo más razones para quedarme que para irme, y la más importante eres tú...— susurró, acariciando la mejilla del pelinegro con delicadeza. Fred veía en sus ojos el mismo dolor que él estaba experimentado—. Y aunque quisiera, no hay nada que pueda hacer... Yo le di mi palabra...

Fred asintió, sintiendo las cálidas lágrimas resbalar por sus mejillas.

—Pero... No será por mucho tiempo... Te prometo volver, te juro que voy a volver— aseguraba mientras limpiaba las lágrimas del azabache—. Volveré por ti... Solo, espérame... Espérame un poco más—susurraba, a la par que sus ojos se inundaban, distorsionando la imagen del chico frente a él—.

Dentro, el azabache experimentaba el dolor más horrible y la alegría más grande de su corta vida hasta ahora—. Yo.. te quiero aquí conmigo...—exclamó a duras penas, puesto que el nudo de su garganta se lo impedía.

El corazón del albino se partió en dos—. Lo sé...yo también lo quiero así— susurró, mientras lo envolvía en un abrazo—. Pero no puedo... No puedo... Y por eso, te pido un poco de paciencia... Solo un semestre, te prometo que solo será un semestre y me devolveré...

Fred asintió, aún cuando su corazón gritaba que no.
Solo serían seis meses ¿no? Ya había esperado dos años enteros, ¿qué eran seis meses más? Una jodida eternidad sin duda.

—Estaré en comunicación contigo todos los días y a todas horas, te lo prometo. Ajustaré mis horarios— decía con seguridad, estrechando aún más fuerte al chico entre sus brazos—. Te escribiré también...

—¿Escribir?

—Cartas... Aunque un mensaje sería más rápido y la opción más viable, en lo personal... Una carta sería algo más... Íntimo... Me gustaría que tuvieras algo escrito con mi puño y letra, que tuviera mis emociones impresas... Y no solo un mensaje de texto en la pantalla del móvil.

Una sonrisa se formó en los labios del azabache—. Las leeré todos los días para recordarte siempre— prometió— yo también te escribiré...

Gold sonrió, y besó con dulzura la frente del ojiplata.

Fred estaba con el corazón a tope. Y aunque triste, se sentía completo por fin—. Gold

—Dime

—¿Cuándo te vas?

—Mañana

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Weeeeeey pvta vida. Ah. Xd

Aquí es cuando debería decir: ¡Sorpresa! Xd okno

Gracias por leer UwU

Enredos De Un EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora