Enredos De Un Enamorado

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Bueno, el plan del avioncito de papel nunca le gustó en realidad, desde el principio supo que eso no era lo adecuado. Pero ¡Hey! La cosa ahí no acaba, no se iba a dar por vencido tan fácilmente. Todos hemos escuchado la frase esa de “nuevo día, nuevo comienzo” y eso era aquí, un nuevo día y una nueva estrategia. Fred supuso que su amor estaría muy dolido por lo del golpe en la cara, malditas bestias salvajes, después arreglaría cuentas con ellos, pero en lo que eso sucedía, él preparaba una dulce sorpresa que estaba seguro lo haría sentir mejor.

—¡Deja ahí!— ordenó con el entrecejo fruncido; dando un golpe con la espátula en la mano de Freddy.

—¡Auch! ¡Oye! —exclamó molesto el castaño ante tal respuesta, retirando la mano de inmediato. Él solo quería una galleta.

—No son para ti— dijo Fred.

—¿Entonces?

—No te importa, ahora fuera de mi cocina que me distraes.

—ay, que amargado. Pero vas a ver, Fred, cuando tenga galletas tampoco te voy a dar— le sacó la lengua y se marchó indignado.

Fred solo rodó los ojos ante la inmadurez de su hermano.

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—Y eso es lo que haremos— explicaba por tercera vez el plan.

—sí, sí ya sé— dijo Foxy sin mostrar mucho interés en el tema, y la verdad es que no lo tenía.

—¡No quiero que la vayan a cagar!— reprochó Fred.

—¡Oye! ¡Lo del balonazo no fue culpa mía!

—sí, sí— cortó el asunto— Igual, tú solo vigila y échame aguas.

—ajá

—¿Y yo? ¿Yo qué? — preguntó Bonnie, quién también quería ser participe de tan elaborado plan.

—Tú encárgate de distraerlo—. Bonnie asintió—muy bien, la operación Galletas empieza, ¡Ahora!

Todos se pusieron manos a la obra, ejecutando la "emboscada" que tenían planeada ese día para el albino, quién desconfiado por lo de ayer, prefirió sentarse en los comedores cerca de la biblioteca, cosa que aprovechó para pedir un libro al que le traía ganas desde hace días; lastima que no se puedan pedir más de tres.

Mientras Gold leía sin sospechar nada, Bonnie se acercaba por un lado para distraerlo, al tiempo que Fred avanzaba casi "pecho tierra" hacia ellos; escondiéndose debajo de la mesa de concreto.

Foxy le hacía señas con ambos pulgares arriba; dándole luz verde para avanzar al paso dos: colocar las galletas en la mesa sin que se diera cuenta. Cuando eso estuvo listo, se retiró de la misma manera en que llegó. Cuando ya estaba lo suficientemente lejos, Foxy le hizo la señal de retirada a Bonnie quién le agradeció a Gold por la información que en realidad no necesitaba y se fue.

Los tres observaban ansiosos la reacción Gold; escondidos detrás de un arbusto.

Gold, sin maliciar nada, continuó con su lectura, dándose cuenta que había una peculiar bolsita de galletas, adornadas con un brillante listón dorado y junto con este, una tarjeta que rezaba así: “De mí, para ti”

Alzó una ceja y miró con curiosidad aquel presente. Minutos después decidió abrirlo y tomar una galleta. Esperaba que no se tratase de una broma de mal gusto, pero es que se veían tan bien hechas que se antojaban, como si se hubieran tardado todo el tiempo del mundo en su elaboración, para no perder ni el más mínimo detalle, y que su terminación fuese perfecta.

Fred miraba desde los arbustos como su crush comía lo que él con tanto esmero y dedicación le había preparado. Una sonrisa enorme le adornó el rostro, pero no le duró mucho. En cuanto vio al albino escupir lo que le quedaba en la boca, levantarse y casi salir huyendo de ahí; le encogió el corazón.

Sus amigos notaron la tristeza y decepción en su mirada.

—Idiota— dijo Foxy entre dientes, mirando con el entrecejo fruncido en dirección al rubio que abandonaba el lugar.

—¿Tan mal cocinas?— preguntó Bonnie.

Inmediatamente Foxy lo fulminó con la mirada. El pobre Bonnie creyó haber visto llamas como las el mismo infierno, en los ojos de su compañero.

—Je, je, je

Mientras Foxy terminaba de matar a Bonnie con la mirada, Fred ya se había marchado del lugar.

—¡¿Q-QUÉ?!— exclamó el pelirrojo al verlo alejarse a prisa— ¡Esperamos!

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UwU
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