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—¿Y bien?— suspiró Fred, sacando su bicicleta del anclaje—¿Cuál es tu plan?—, inquirió mirando al albino.

Habían salido hacía unos minutos. Foxy y Bonnie se habían marchado ya, él se quedó a esperar a su “cita”. Ay que bonito se escuchaba de esa manera.

Gold rascó su nuca con nerviosismo, desviando la mirada.

—¿Qué?

—La verdad es que, no sé qué hacer...—canfesó con pena—. Hace mucho que no salgo con amigos... Pero me divertí tanto contigo la última vez que quise repetirlo.

Fred sonrió de lado, sintiendo su pecho llenarse—, Gracias por tu sinceridad. No te preocupes, dejamelo a mí— mencionó con sobrada confíanza, señalandose a sí mismo con ambos pulgares. Gold sonrió y asintió—, sube— dijo mientras se montaba en la bicicleta.

—¿Dónde...? Yo no veo otro asiento...

Fred soltó una leve risa—, tienes mucho que aprender.

Enredos De Un EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora