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Ahí estaba: sentado en las gradas de concreto de la cancha, soportando el frío porque olvidó su suéter y sintiéndose como bicho raro ya que era la primera vez que asistía a un evento así. Supuestamente empezaba a las nueve. Ya eran las nueve quince y aún no empezaban, seguían acomodando el micrófono y buscando la pieza para dar inicio a la ceremonia. Protocolos de escuela.

—¿En serio estás haciendo esto?

Escuchó a su costado, esa voz que reconocería hasta moribundo, así que era muy fácil saber de quién se trataba.

—Estamos, cariño— corrigió— ahora siéntate y comparteme de tu abrigo que me estoy congelando.

Sí, no iba a aparecerse completamente solo en terreno enemigo. Así que arrastró con sigo a Foxy. Si él se hundía, Foxy también. Por algo son mejores amigos.

—Ten—mencionó quitándose el suéter y cediendolo a su par.

—¿Y tú? Serás una paleta helada de fresa.

—Estoy bien

—mmh, bueno...— aceptó la prenda y se la colocó. Mucho mejor. Pero ahora se sentía culpable, porque Foxy pasara frío.

—¡¿Q-Qué haces?!— exclamó el pelirrojo al verse rodeado por los brazos de su amigo—.

—Cállate, te Salvo la vida— ordenó con el entrecejo fruncido. Su mejor opción para transmitir calor era un abrazo, pero dada la diferencia de estatura, parecía un Koala enrollado a un tronco.

Foxy rodó los ojos. Había mucha gente, ¿Qué con su reputación? ¿Vale mierda? Pues al parecer sí. Y como sabía que no lo iba a soltar, se dejó hacer. No era tan malo después de todo. Ya rendido, se limitó a sonríe levemente por el gesto, mismo que no hubiera Sido necesario si Fred no lo hubiera quitado su suéter.

—Ahí va tu novia— rió leve al ver al albino entrará a la cancha y tomar posición.

—¡¿Dónde?! — y el abrazo se rompió. Foxy podría jurar que casi se va de boca al levantarse; sino lo agarra, por allá lo hubiera tenido que ir a juntar.

—¡Hey! Cálmate— exclamó volviendolo a sentar, así de fácil como si fuera muñeca de trapo— ahí está — señaló con la mirada.

—ajahsjshsjs, ¡Es tan hermoso!— suspiró totalmente enamorado, con una sonrisa boba en los labios—. Le voy a pedir matrimonio...

—No exageres. Apenas si puedes hablarle— masculló, ganándose una mala mirada de su amigo—Digo...

—mejor ya no digas nada. Se supone que estás aquí para apoyarme

—Ya pues, no voy a decir nada. Mejor hay que ver cómo le va a tu rubiecito.

—¿No es obvio? Es la estrella del equipo, es obvio que le irá más que bien—. Sonrió el azabache orgullo.

[Tres Doritos después]

—¡Y vemos cómo entra el equipo médico de emergencia!— anunciaba el comentarista—. ¡En nuemero 17 ha sufrido una lesión.

—¡Nooo!—, Exclamaba Fred, totalmente conmocionado al ver como los subían a su amado en una camilla.

—Ahí tienes a tu estrella— susurró Foxy, con una sonrisa burlona.

—¡Okay, me informan que el número diecisiete no podrá continuar en el juego, al parecer es más serio de lo que se pensaba!

—¡No!— se quejaba Fred—. Él se preparó durante meses...

—Pues no lo suficiente

—¡Vamos!— tomó la mano del pelirrojo y se levantó de su asiento, moviéndose entre toda la gente que veía el partido.

—¡Hey, hey, hey! ¡¿A dónde?!— se quejó, Foxy.

—Tengo que saber que está bien... acompáñame—pidió.

—uhg...— ¿él? ¿Dejar su cómodo asiento para caminar hasta la enfermería solo para saber si el bobo huesos frágiles estaba bien? Yo no lo creo. Pero también estaba esa mirada suplicante que le derretía el alma. ¡mierda!—. Vamos pues...

Una sonrisa se formó en los labios del azabache, quién continuó su camino hasta la enfermería, de la mano del pelirrojo.

Enredos De Un EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora