Habían pasado tres semanas en las que no había sabido nada de Evan. Vino dos veces a la semana para saber si ya podía verme, pero yo me negaba a verlo. Él siempre se iba llorando, estaba completamente lastimado. Yo lo estaba lastimando, lo sabía perfectamente, pero no podía hacer otra cosa, no por ahora, no se me ocurría nada. Sólo... un poco más.
Había veces en las que mi subconsciente me recordaba que era una horrible persona, pero luego estaba la otra parte que me decía que era lo mejor. Pero honestamente ni yo lo sabía.
— ¿No crees qué es suficiente? —preguntó mi mamá entrando a la habitación. Pude notar su tono molesto, dejé el libro que estaba leyendo a mi lado y me giré hacia mi mamá. Ella siguió hablando: —Estas lastimando a Dylan. Demasiado, Savannah.
—No creo que sea suficiente y suena cruel pero tienes que entenderme. ¿De acuerdo? No puedo ver a Dylan en estos momentos, necesito que se aleje de mi —hablé mirándola a los ojos.
Mi mamá se levantó y se volteó antes de irse.
—Y tú, Savannah, debes entender que a Dylan esto le duele, y que...
— ¿Y a mí no? —exclamé— ¡Mamá, no tengo recuerdos! ¡Estoy vacía!
Ella se sobresaltó por el tono alto que use.
—No dije eso...
—Pues lo pensaste. Porque a mí sí me duele.
—Sólo te digo que... ¿qué conseguirás alejando a Dylan?
—Lo averiguaré —confesé y volví a tomar el libro.
—Savannah, mírame —ordenó ella en un tono firme, acercándose a mí. Bajé el libro a mi regazo y la miré. —Conseguirás que al final, él se aleje para siempre. Si quieres recuperar tus recuerdos, necesitas tiempo. Alejando a Dylan no será el remedio a tu enorme dolor. Y Dylan ha estado contigo en estos momentos más difíciles y si piensas que no puede ayudarte, estas equivocándote. Como madre, te digo que dejes de lastimarlo.
Mi mamá se volteó y se marchó sin antes decir:
—También habla con Adam, si ya no quieres estar con él, es mejor que se lo digas.
Lancé el libro hasta la otra punta de la habitación haciendo que se estrellara contra la pared. El libro se llamaba: "Recuérdame".
Me paré y caminé hasta mi armario. Revolví todo. Buscaba un álbum de fotos o lo que fuera. Lo encontré, no exactamente un álbum pero había fotos de Evan y yo, estaban escondidas en el interior de una sudadera morada.
— ¿Qué hace esto aquí? —me pregunté en un susurro.
"Sé que muy adentro de ti no querías tirarlas todas a la basura, así que salve algunas... - Alex"
Tomé las fotos entre mis manos y las miré, estaba con Evan, había una de ellas; los dos estábamos sonriendo. Parecía época de invierno porque estábamos demasiado abrigados. Sonreí al verla, parecíamos muy felices.
Pase a la siguiente foto:
Estaba sonriendo mientras con una mano abrazaba a Evan y con la otra sostenía una cerveza. Reí al ver que le llegaba a Evan a la mitad hombro, era muy alto.
—Maldición... qué bonita foto —hablé para mí misma.
Pasé a la siguiente:
Suavemente pasé mi dedo índice por la foto acariciando el lugar donde se encontraba Evan. Era una linda foto, sinceramente me había gustado mucho, más porque me estaba dando un beso en la mejilla mientras yo reía.
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Perfecta Atracción ©
RomanceSecuela de "Perfecta Destrucción" Si estás pensado en leer esta historia, es necesario que leas la primera parte para entenderle. Después de despertar de un largo coma, Savannah se enfrenta a una realidad desconcertante: no recuerda nada de lo que...