Capítulo 13

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Ya me encontraba en casa. Un día después de mi desmayo me habían dejado ir. Estaba muy contenta ya que así ya no tenía que comer la asquerosa comida del hospital. Llamé a Evan para que viniera a visitarme, pude notar la emoción en su voz al instante.

Sabía que había estado bien haber alejado a Evan, en parte me di cuenta que era lo que más necesitaba, y que el cariño de él iba a traerme de vuelta los recuerdos. Lo sabía.

Era consciente que eso le había dolido mucho a Evan, pero a mí también. Pensé que porque no recordaba a Evan no me dolería tanto pero fue todo lo contrario. Me había dolido más.

Al parecer en verdad él era todo para mí. Literal, porque aunque no lo recordara, y ni siquiera sabía si le gustaban los chocolates o no. Sentía que sabía todo y a la vez nada sobre Evan.

Habíamos quedado que no mencionaría nada en frente de Meredith, pues no queríamos problemas o que pasara a mayores. Pero cuando menos se lo esperara la entregaríamos a las autoridades. Y ahora entendía su cambio de apariencia.

Mi mamá entró inesperadamente por la puerta y me preguntó:

—Tengo que irme a hacerme a algunas cosas, ¿necesitas algo? ¿Vendrá Dylan?

Negué dejando el beanie a un lado.

—Sí, él vendrá. Y no, no necesito nada mamá. Gracias.

Mi mamá se acercó a mí y se sentó a mi lado con una mueca en su rostro.

— ¿Sucede algo?

Negué con la cabeza y la miré.

—Sólo... estaba pensando.

— ¿Sí?

—Mamá... ¿sabes por qué, exactamente, evitaba que Dylan me dijera apodos lindos o que de la nada me acariciara?

Negó con la cabeza. Suspiré y le dije:

—Porque... cada vez que lo hacía, sentía algo fuerte en mí. No sé qué era pero era como si explotara de mi pecho y sintiera todas las emociones juntas, cada vez que estoy con él o me dice apodos bonitos, hace que quede como una completa tonta.

— ¿Crees...?

—No creo nada —confesé mirando hacia abajo. —Sólo tenía miedo porque me asustaba ese sentimiento, como si él... es difícil de explicarlo pero... A veces lo miro y no encuentro nada más allá y luego pienso que lo conozco y conozco todo de él, pero todavía no lo descubro y es tan malditamente extraño.

A mi mamá poco a poco se le transformo una pequeña sonrisa en el rostro.

—Siempre fuiste así Sav, siempre tuviste miedo de lo que sintieras. Un día... llegaste y me dijiste llorando: "Mamá, creo que estoy enamorado de un chico"—contó mi mamá mientras me acariciaba el cabello —Estabas llorando porque tenías miedo de perderlo y ni siquiera lo habías tenido. Te dije que estaba bien, y que jamás tuvieras miedo de sentir todos y cada uno de los sentimientos de este mundo porque todo era un misterio y... que si eras feliz con él, que aprovecharas cada segundo.

— ¿Y que hice?

—Lo hiciste. Hasta que pasó lo qué pasó, pero aunque no nos recuerdes, a nadie y ni siquiera a Dylan. Creo que esos sentimientos no van a cambiar, Sav. Sigues queriéndolo como la primera vez que fueron amigos. No hay duda.

La miré con una sonrisa. Alguien tocó la puerta y era Evan.

—Lo siento, ¿interrumpo algo? Suelo ser así de idiota al interrumpir, no me doy cuenta —Se estremeció un poco nervioso jugando con sus dedos. Mi mamá se rio ligeramente y me miró guiñándome un ojo.

Perfecta Atracción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora