Capítulo 26

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Todo estaba oscuro, tan solo las pocas farolas que había en la carretera la alumbraban. Yo caminaba descalza por aquel asfalto que estaba dañando mis pies, aún llevaba la ropa de Evan puesta, pero ¿qué hacía aquí? Los coches pasaban por mi lado a toda velocidad, intenté parar alguno para preguntarle dónde me encontraba, pero ninguno parecía hacerme caso. Era como si no me estuviesen viendo.

De repente un brutal sonido provocó que me girara dejándome ver a dos coches destrozados. En el primero había un solo hombre que me resultaba conocido pero su cara estaba ensangrentada; en el otro coche había una familia y a un lado de ese coche estaba el cuerpo de Evan. Rápidamente me agaché a él pero no respiraba.

Intenté gritar para pedir ayuda, pero la voz no salía de mi boca, así que lo único que pude hacer fue llorar desconsoladamente.

Desperté de golpe de aquella pesadilla buscando el cuerpo de Evan y vi que estaba dormido a mi lado mientras sostenía mi cintura. Amanecer a su lado con nuestros cuerpos abrazados era como despertar y continuar soñando. Sus labios se encontraban ligeramente entreabiertos por lo que besé sus labios mojados haciendo que poco a poco sus ojos me mostrasen el bicolor.

—Buenos días —me dijo tallándose sus ojos. Me quedé observándolo y comencé a dibujar la silueta de su rostro con la yema de mis dedos. Evan sostuvo mi mano y tomó mi dedo índice para introducirlo en su boca.

Mi celular comenzó a sonar, lo tomé para revisar de quien se trataba.

Era un mensaje de mi mamá.

"Cielo, no vengas muy tarde. Un beso."

—Debería irme.

—Al menos quédate a desayunar.

—Otro día, ¿si Evie? —le regalé mi mejor sonrisa y él puso su mano sobre mi cuello para acariciarlo.

—Está bien, palmerita. Te llevo a casa.

Ambos nos vestimos y aunque deseaba con toda mi alma pasar más horas junto a Evan, no quería hacer enojar a mi mamá ni que tampoco sospechara que mi memoria había vuelto.

Estaba brizando así que Evan me dio una sudadera para que me la colocara, después ató mi casco y salimos de aquel lindo lugar.

Cuando llegamos a la puerta de mi casa, él besó suavemente mis labios y me abrazó con mucha fuerza.

—Te amo —habló y una sonrisa apareció en sus labios. Yo sonreí de vuelta y lo volví a besar.

—Te amo —repetí y entré a mi casa.

Adam estaba sentado en el sillón, estaba con una sonrisa de lado y jugueteaba con sus dedos.

—Adam, ¿qué haces aquí? —me acerqué a él para saludarlo.

—Anoche vine para poder disculparme pero no estabas, así que quería invitarte a desayunar. Bueno realmente no sé si habrás desayunado ya porque me ha dicho tu mamá que has dormido en casa de Jade.

—No he desayunado, pero podemos ir y hablar.

De pronto se escuchó el timbre de la puerta, por lo que fui a abrir y me quedé atónita cuando unos labios me atraparon.

— ¿Qué significa esto? —escuché a Adam detrás de nosotros y me separé de Evan. — ¿Regresaron?

—Adam, cálmate por favor —puse mis manos sobre su pecho porque no quería otra pelea.

— ¿Cómo quieres que me calme? Si has regresado con el tipo que solo te utilizó para meterse en tus bragas. A parte de ser un maldito alcohólico.

— ¡¿Qué demonios acabas de decir?! —la voz de Evan hizo eco por toda la casa. —Te voy a partir las piernas ahora si —Evan intentó acercarse a Adam, pero lo sujeté para que no lo hiciera.

Perfecta Atracción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora