— ¡Tenemos que ir! —insistió de nuevo.
—Por milésima vez, Elena. No quiero ir a esa fiesta de Halloween.
Hoy era Halloween y la universidad había organizado una gran fiesta de disfraces. Estaba en mi habitación discutiendo con Elena por esa fiesta, le había dicho una y mil veces que no quería ir. Con la única persona con la que iba era con Alex, pero ahora era un hombre casado y ya no podía. Muy triste.
—Oh vamos, Sav. Creeme que va a ser de lo mejor
—me insistió una vez más. Estaba a poco de lanzarla por la ventana.—No me digas —solté una risita. — ¿Y de que nos vamos a disfrazar? ¿Power rangers? ¿Rainbow Dash y Pinkie Pie? ¡Ah! Ya sé, de policías candentes — bromeé.
—Lo de Rainbow Dash y Pinkie Pie no suenan tan mal —comentó pensativa y la miré divertida.
—Está bien— Me di por vencida. — ¿Qué tienes en mente?
Nos probamos todos los disfraces hasta que teníamos el disfraz perfecto o al menos eso era lo que decía Elena, ya que yo me sentía bastante desnuda. Tomé asiento frente a ella y dejé que me maquillara y que acomodara mi horroroso cabello. Al terminar de arreglarnos bajamos a la sala en busca de mi mamá, para que nos llevara al lugar en donde sería la fiesta, según decían que sería en un club enorme.
— ¡Pero si son Raven y Satfire! —se alegró mi mamá al vernos en la sala. A decir verdad creía que el disfraz seria sin nada cubriéndome la parte de abajo, pero Elena había escogido la capa que me cubría gran parte del cuerpo. —Se ven demasiado sexis, cualquier chico se derretirá por ustedes.
— ¡Ah no! Yo sólo quiero que Evan lo haga —reí y Elena me dio un codazo divertida.
Tomamos nuestras pequeñas bolsas y salimos a la cochera, nos abrochamos los cinturones de seguridad y después de veinte minutos mi mamá aparcó fuera del lugar. Las luces se veían en toda la calle y la música retumbaba por todos lados.
Entramos al lugar y vaya que era enorme, alumnos con ingeniosos disfraces bailaban al ritmo de la música. Otros estaban bebiendo o besándose. Caminamos en busca de bebidas pero los silbidos y halagos baratos de los alumnos se empezaron a escuchar detrás de nosotras.
— ¡Cuando quieras hay un espacio en mi cama, Savannah! —gritó un tipo que iba en mi salón, todos comenzaron a reírse y yo lo volteé a ver.
— ¡No creo que tu diminuto pene me haga sentí algo! —le grité y todos estallaron en risas. Aquel chico sólo se dio la vuelta y se marchó.
Ya en la barra unas manos se apoderaron de mi cintura. Al voltear, un Evan vestido de lobo hizo que casi me fuera para atrás. Su cabello estaba alaciado y despeinado, traía unos pupilentes de color amarillo y su camisa blanca estaba desgarrada, lo que provocaba que sus tatuajes se vieran.
—Estoy intentando de tener pensamientos sanos pero tu disfraz no ayuda —gruñó en mi oreja y yo sólo negué con una sonrisa. —Te ves preciosa.
—Gracias, tú también te ves increíble, aunque no me acostumbro a verte sin tus rizos.
Evan pidió unos tragos que hicieron que me sintiera un poco más relajada, al terminarlos Evan me jaló a la pista a bailar. Elena desapareció de nuestra vista lo que hizo que la echara de menos. El transcurso de la noche había demasiado rápido, pero no dejaba de ser divertida. Evan no paraba de bailar canciones raras incluida la de los caza fantasmas, muchos chicos se unieron a nosotros e hicieron de la noche más divertida.
— ¡Hora del concurso de baile! —anunció el DJ desde la cabina, provocando que todos comenzaran a gritar emocionados. Evan me miró y me hizo señas con la cabeza para que participara pero a decir verdad me daba demasiada vergüenza.
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Perfecta Atracción ©
RomanceSecuela de "Perfecta Destrucción" Si estás pensado en leer esta historia, es necesario que leas la primera parte para entenderle. Después de despertar de un largo coma, Savannah se enfrenta a una realidad desconcertante: no recuerda nada de lo que...