Dejé el lápiz en el escritorio, doble bien la hoja y la dejé a un lado. Lagrimas bajaban por mi mejilla desconsoladamente. Hoy era el día en que me iría a Toronto con el profesor Will y no sabía si quería vomitar o desmayarme de los nervios.
Esta semana Evan había estado más cariñoso conmigo, cumplía todos mis caprichos y jamás me decía que no. Siempre me abrazaba y me besaba para que según él no lo olvidara. Pero era imposible poder olvidarlo. El sentimentalismo de mi mamá y de Charlie aumentó un doscientos por ciento, siempre estaban recordándome que siempre me llamarían, que siempre harían que los sintiera cerca y que si no estaba cómoda podía volver sin problema. Pero yo les prometí que aguantaría hasta el último día sin importar nada, quería ir y convertirme en una nueva persona.
Quería olvidar los incontables traumas que Meredith me había causado, quería olvidar que hubo una posibilidad de que jamás volviera a recordar a mis seres queridos, quería olvidar absolutamente todo pero a la vez quería recordar, quería recordar los buenos momentos que Evan me trajo. Todo el amor que desprendió de su ser para poder entregármelo a mí. Quería recordar todas las locuras que hacíamos cuando estábamos aburridos, recordaría cada uno de esos besos, de esos abrazos y de ese cariño.
Le agradecería por haberme dado un segundo hogar, le agradecería a Jay por haberme aceptado nuevamente y por quererme como si fuera su propia hija. Me llevaba un aprendizaje: "Todos podemos cometer errores, pero si te lo propones... puedes borrarlos y ser una mejor persona".
Mis amigos habían cometido errores, Evan había cometido errores de los cuales no estaba orgulloso, incluso yo lo había hecho, pero no habíamos dejado que ninguno de esos errores nos afectara.
Zac y Ariadna organizaron una fiesta de despedida en la cual absolutamente todos nos pusimos a llorar recordando lo que habíamos pasado, pero Jade dijo que no lo viéramos como una despedida permanente, ya que yo solo me iría por dos años, después volvería para crear nuevos recuerdos y haríamos nuevas aventuras en las cuales no involucraría a la policía. Adam rio junto a Evan al recordar su rivalidad y Jade y yo reímos al recordar las peleas que tuvimos con Leila el último año.
La pequeña Alice me obsequió uno de sus peluches favoritos para que no la olvidara, recuerdo que cuando sus pequeñas manitas me entregaron el peluche no pude dejar de llorar, ella se había convertido como una hermana para mi e incluso más que eso, sentía que debía protegerla de todo el mal de este mundo. No quería que nada le pasara y yo estaría para ella en todo momento.
Alex se puso a llorar por tres días seguidos y me imploró que no lo cambiara a lo que reí y le di un golpe con una almohada, Olivia me hizo una lista interminable de cosas que debía traerle si llegaba ir a tiendas a lo que le dije que haría lo posible por comprar cada cosa de su lista.
Evan y yo quedamos en ponerle pausa a nuestra relación, ya que la idea de tener una relación a distancia no me encantaba. Me costó mucho aceptar lo que me había propuesto Evan. Pero tenía razón.
— ¿Lista, palmerita? —la puerta de mi habitación se abrió lentamente dejando a la vista la cabellera rizada de Evan. Solté un suspiro y me giré hacia él para asentir débilmente. No quería llorar ya que se suponía que este era un momento emocionante, pero imaginarme en otro país sin ninguno de mis seres queridos era aterrador.
—Eso creo... —musité tomando la pequeña hoja del escritorio, Evan se adentró a mi habitación y tomó mis maletas para bajar a la sala.
Eché un último vistazo a mi habitación y sonreí tristemente cerrando la puerta. Me quedé unos segundos en el primer escalón e inhalé todo el aire que mis pulmones me permitieron, agarré fuerza de voluntad y bajé a la sala. Ahí se encontraba mi mamá, Charlie, Alex y Evan esperándome, se notaba que mi mamá había llorado ya que sus ojos estaban hinchados y el rojo se notaba a kilómetros. Les sonreí tratando de reflejar felicidad y todos nos abrazamos tratando de no llorar.
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Perfecta Atracción ©
RomanceSecuela de "Perfecta Destrucción" Si estás pensado en leer esta historia, es necesario que leas la primera parte para entenderle. Después de despertar de un largo coma, Savannah se enfrenta a una realidad desconcertante: no recuerda nada de lo que...