Tres - Señor Min

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—Hola Jimin, Park Jimin. Soy Jeon Jungkook y estare a cargo de cuidarte — Dijo con una carismática sonrisa.

Jimin solo bufo molesto.

— No me interesa, no me importa.

Observo al tal Jungkook que tenía una sonrisa en el rostro y agregó. — ..No quiero saber nada de este lugar y sabes.. Quiero irme.

— Hare como si no hubiera escuchado lo último. — Río el platinado. — El señor Min no es malo.

El pelinegro al escucharlo frunció el ceño. — ¿Y quién dijo que lo era?

El contrario solo se encogió de hombros abriendo la puerta de la gran lujosa limosina. — Cuando te despediste de tus padres lo escuché de ti.

— El señor Mín si es malo, por eso me compró.

— El malo es el que acepto venderte.

— Tambien lo sé — Jimin apartó la mirada. El sabía.

Sabía claramente quienes eran los malos, por supuesto que lo eran el señor Min y su padre, sin agregar a su madre puesto que ya no la consideraba una porque ni siquiera se inmudo en meterse en la gran discusión entre su padre y el.

— ¿Donde iremos? — Preguntó llevando la vista a la ventana de la hermosa limosina donde se encontraba ahora.

— A la mansión Min. — Contestó el platinado de su costado. Jeon Jungkook.

Jimin suspiró pesado. Quería vengarse de su padre y la mejor manera por dónde empezar era desde el rey de los Park, desde el punto débil de su padre. Sabía que Mín podía controlar a su padre como el quería y Jimin ahora quería hacer lo mismo.

— Será un duro trabajo... — Murmuró bajo.

Jungkook que pudo escuchar solo frunció el ceño confundido.

[...]

Señor Min.

El pelirrojo tomo asiento en el sofá, cruzo sus piernas y entre los nervios de punta se dispuso a decir. — Mí hija no es la indi..

— Ya se a que viene todo esto. — Dijo Yoongi levantándose de su asiento. — Seguramente.. — Tomo de su café. — Quieres decir, "mí hija no es la indicada", "ella todavía es una niña", "no sabe nada" y entre otras cosas que me aburre mencionar. PERO, me debes mucho dinero Lee.

— Yo le pagaré pero con mí hija, no se meta. No la toque.

— Pero no dije que la iba a tocar. Tengo prohibido hacer eso. — Río el castaño. — Solo quiero que sea mí sirvienta. La antigua se murió, la muy estúpida.

— Señor Min, usted pued..

Yoongi de tanto mencionarle y decirle que la hija de los Lee necesitaba ser trasladada a la mansión Min, alzó un poco más la voz haciendo una más gruesa. — SE QUE PUEDO, PUEDO CONSEGUIR UNO Y MIL SIRVIENTES. SIN EMBARGO, TU ME DEBES Y ESA ESA ES LA MEJOR MANERA DE PAGARME, DÁNDOME A TU HIJA PARA QUE ME SIRVA COMO UNA BUENA Y A LA VEZ FIEL SIRVIENTA HASTA SU MUERTE.

Dijo y sobresaltó al contrario con tan estremecedora voz.

— Por favor..

El pelirrojo se arrodillo ante el. Cosa que no hacen, ni hacían los millonarios como el. — Mi hija es muy chica para trabajar. Además, es mí deuda no la de ella.

YoonGi sonrió ladino.

— Señor Lee. Usted es un buen padre, me conmueve.

Levantó su mano que tenía con café poniéndose en frente de Lee.

Vio al hombre de arriba a abajo, arrodillado con lágrimas en sus ojos y sin siquiera pensarlo más, embarro toda la ropa con el café caliente que tenía. — Te perdono. Ya vete, pero la deuda sigue en proceso, estaré esperando a que me pagues todos los billones que me debes.

Regreso a su asiento para seguir con lo que hacía antes y al ver que el hombre no se movía volvió a replicar. — Vayase rápido. ¡Ah!, Y al salir recuerda decirle a mi secretaria que me traiga otro café.

El hombre sollozo.

— Vamos.. ¡Los hombres no lloran! — Exclamó el castaño con una risa burlona.

El pelirrojo asintió aún con lágrimas, embarrado, se sentía tan inferior ante el señor Min que no se indignaba en levantar la mirada, ni mucho menos levantarle la voz como el castaño lo había hecho antes.

Sentía que había fallado como hombre y padre de familia, ¿Cómo iba a ver a su hija a la cara y decirle que el señor Min Lo había humillado?, ¿Cómo le diría a su mujer que no había podido arreglar la deuda a pesar que eran millonarios?, Tal vez caerían en la quiebra y se volverían muy pronto en una de esas familias pobres. Pensar en eso solo hacía querer y desear en ese instante matar al señor Min cuyo nombre verdadero no sabía.

Quería agarrar cualquier objeto a su alcance para deshacerse del que lo había humillado, no le importaba si luego iba a la cárcel, ahora solo importaba su dignidad.

Tomo en sus manos lo que más cerca tenía, una cuchilla.

Se paró y justo al momento de levantar la mirada hacia el castaño, un joven pelinegro que se encontraba muy enojado y enfadado se acercó con un café al más temible y millonario señor Min.

Tome su café señor Min. — Sin pensarlo un segundo embarro todo el reluciente traje del castaño que apretaba los puños de amargura y tenía aquella mueca de impresión.

«¿Que mierda?»

Att: Yini

Se Mío [El  inmortal] - YM [VK+NJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora