CALEB
Algo me tenía preocupado realmente y era que la prensa había estado encima nuestro en el maldito campamento. Arthur no me había contado nada y lo detestaba por ello. Desde que se mencionó no me lo había podido sacar de la cabeza. Sólo rogaba que Meredith no saliera en las malditas fotos y que hayan sido bastante cautelosos. Con suerte aparecería una sola foto de todos y nada más. Después de todo Meredith era una más del montón.
También estaba seguro que Chris tendría todo el dinero para pagarle a la mafia alemana; sabía que el día que el pagara su deuda sería crucial. Joder, necesitaba tener en vigilia a Meredith pero ella no me permitiría acercarme. Tuve que hacer un llamado de ayuda para poder tener todo bajo control sin tener que acercarme a ella, pero con sus comportamientos me lo hacía bastante complicado. Todo con ella era controversial, pero de una cosa estaba seguro: la protegería sin importar como me rechazara y como me odiara.
Después de haberla dejado ese día sola, fuera del centro médico, me marché a mi casa. Joder, aquello me había fastidiado demasiado. Estaba tan confundido; no me había quedado claro si estaba o no enamorada de mí y eso me tenía loco. En cambio yo, tenía muy claro lo que me pasaba con ella, pero era demasiado chiquilina como para que pudiéramos mantener una conversación como adultos. En esos momentos la diferencia de edad sí que se notaba bastante. Dicen por ahí que las mujeres maduran más rápido que los hombres, pero Meredith me había demostrado todo lo contrario.
Tuve que hacer dos horas de ejercicio para sacar todo el enojo que llevaba dentro. Pero nada de eso funcionaba. Mi cabeza estaba que explotaba. Era como si todo se hubiese alineado para joderme al mismo tiempo.
Desde que habíamos vuelto del campamento no pude parar de pensar en ella. Lo único que me alejaba de esos pensamientos era correr, hacer ejercicio, nadar, surfear aunque hacía un frio de los mil demonios. Corría con la esperanza de cruzármela, pero ella ya me lo había advertido: no quería verme más.
Por el momento, algunos días me los pasé con Emm, que también me preguntó quién era la muchacha del periódico.
¡Maldito periódico! Sentí que todo mi pasado se estaba volviendo mi presente. Todo aquello por lo que luché en dejar atrás me estaba persiguiendo. Me había esforzado por tener un presente limpio, sobre todo cuando la conocí.
Inconscientemente de a poco comencé a mejorar... no sabía cómo, pero mis actitudes con eran las mismas desde que la conocí. Inconscientemente y sin darme cuenta pasó: no quería que viera en mi a un monstruo, aunque al principio quise alejarla, quise deshacerme de ella... era como un boomerang. No importaba que tan lejos la tuviese, volvía una y otra vez. El destino nos cruzaba.
- ¿En qué piensas, Caleb? – Emm por fin pudo sacarme de mis pensamientos profundos y dolorosos.
- Eres la única a la que puedo decirle la verdad pequeña...
- Entonces no des vueltas y dilo de una vez - Revoleó los ojos perdiendo la paciencia.
Ella estaba recostada en mi pecho, los dos mirando el atardecer. Ella con una chocolatada y yo... con una copa de vino. Aunque necesitaría mil copas para sacarme a Meredith de la maldita cabeza.
- He conocido a alguien que me tiene algo... – No sabía como definirme en ese momento, así que, tuve que sincerarme con mi pequeña hermana - Creo que me estoy enamorando - Musité con el ceño fruncido.
Pero aquella confesión en voz alta fue más para mi que para mi hermana. Era como si me estuviese diciendo a mí mismo lo que me estaba pasando y decirlo en voz alta me hacía sentir que era más real de lo que imaginaba.
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Demasiado tarde ©. [COMPLETA]
RomanceLlevaba en mi corazón un secreto desde pequeña. Y no fue hasta que lo conocí, que entendí que nunca había conocido el amor, gracias a aquello que llevaba guardado bajo mil candados. Y aunque mi mente me gritaba por todos lados que no era para mi, cu...