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MEREDITH

No podía negar que ese beso me había movilizado, pero no iba a dejar que me tratase como quisiese. No podía permitir que me confunda. Sentí que traicioné a Stan. No éramos novios, ni nada parecido, pero se había portado como todo un caballero conmigo y lejos estaba de tratarme igual que Caleb.

- ¿Dónde estabas?

Stan se apareció por detrás de mí mientras yo reproducía en mi cabeza una y otra vez el beso con Caleb. Lejos de ser un interrogatorio, su voz sonaba preocupada.

¡Maldición! ¿Qué le iba a decir?

- Yo... - Me rasqué el cuello – Estaba buscando un baño.

- ¿Lo encontraste? – Se sorprendió ante mi mentira.

- Si, tranquilo – Le acaricié el hombro y me dirigí hacia la moto – Vamos a correr – Le sonreí.

- Claro.

Se colocó a mi lado y me abrazó por la cintura. Dios mío... no le quería mentir, me sentía demasiado culpable. Era una persona muy buena y no se merecía que comenzáramos así. ¿Tendría que contarle lo que en realidad había sucedido? Odiaba esta situación, odiaba a Caleb por haberme puesto en esta posición, odiaba que quisiera mandarme, que quisiera hacer que haga todo lo que él me pidiese. No quería armar un escándalo por algo tan poco como aquel beso, pero mi compañero no se merecía nada de esto y yo tampoco.

Me odiaba a mí misma por ser tan boca floja y por no saber mentir mejor, pero no podía ocultárselo más a Stan.

- Te mentí – Solté de golpe.

Stan se dio vuelta, observándome confundido.

- ¿De qué hablas?

- No estaba buscando un baño... - Comencé a juguetear con mis dedos, con la culpa a flor de piel.

- Sé más clara, Meredith. Por favor.

Sabía que la carrera estaba por comenzar, así que no debía dar muchas vueltas, pero tampoco quería que se arme una gran pelea.

- Prométeme que no harás locuras ni te enfadaras.

- Me estás asustando. No puedo prometerte nada – No sabía si estaba molesto o confundido.

Tomé valor y se lo confesé por fin.

- Estaba con Caleb. Él me pidió... que me fuera – Dudé en contarle la otra parte, pero ese duró un milisegundo – Y nos besamos... en realidad, él lo hizo.

Los ojos de Stan comenzaron a echar chispas y su respiración comenzó a acelerarse. Sus puños se cerraron y las venas de su cuerpo comenzaron a saltar, como si quisiesen salirse de su cuerpo. Maldita sea, esto no pintaba nada bien.

- Dime algo, por favor – Supliqué, buscando su mirada que se encontraba en cualquier lado, menos conmigo.

- Empieza la carrera - Dijo como si no le hubiese dicho nada.

Diferente a la vuelta anterior, esta no la estaba disfrutando en absoluto. Mi cabeza le estaba dando vueltas a todo lo que había sucedido. Quería irme.

¿Por qué demonios no me quedé en mi casa mirando Netflix?

No me importaba quien ganara, quería salir de ese lugar. Sentí unas lágrimas salirse. Ya no estaba cómoda. Esto era lo que quería Caleb y estaba logrando correrme. Pero claro... no tenía manera de irme si no era con Stan. ¡¿Algo más me podía pasar este día?!

La carrera terminó y por lo que entendí, Stan y yo habíamos perdido, pero eso ya no me importaba. Esperó a que me bajara de la moto, luego se bajó él y se dirigió a paso firme a donde se encontraba Caleb, festejando con sus amigos.

Demasiado tarde ©.  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora