CALEB
Mike me dio un golpe con su codo que casi me paraliza. Al voltear una imagen iluminó todo en ese lugar. Meredith había ido a esa fiesta, sin siquiera yo saberlo. Estaba preciosa... creo que no existía una palabra en el diccionario para describir su hermosura. Llevaba un vestido color plata lleno de brillos y tiras sueltas, su hermoso pecho estaba casi al descubierto de lo holgado que era ese vestido. ¡Joder, quería sacarme la sudadera y taparla para que nadie más viera aquello! Hasta mis amigos hablaron sobre sus pequeños pechos, la curva de su trasero y lo provocativa que vestía. Bastó con una mirada de Mike para que nadie volviera a mencionarla. Él ya estaba al tanto de lo que me pasaba con ella y se había vuelto la fruta prohibida para todos, incluso para mí.
Bastó un segundo de nuestras miradas cruzadas para darme cuenta que todos se podían ir al diablo. En ese momento entendí que quería pasar mis días junto a ella, a ese cabello hermoso y suave, a su piel tersa y perfecta, a sus labios que gritaban mi nombre, a esa muchacha que no lo temía a nada y que si era necesario me daría una bofetada.
Las dudas que tenía se volaron en un microsegundo. Meredith era para mí y yo era para ella.
Sabes... cuando nunca has amado a nadie, puedes detectar en un segundo que ha llegado lo que tanto habías ignorado. Meredith era mi principio y mi final y ya no quería seguir desconociendo aquello. Al diablo con todas las canciones de amores imposibles, al diablo con todas las poesías que escribieron las personas con el corazón roto, al diablo conmigo y mi rechazo al amor. Lo único que quería en ese momento, era a ella y nadie más que ella.
- Al carajo todos – Saqué a Emma que estaba pegada a mí y caminé a su encuentro.
Ella se dio media vuelta y se fue. Cuando aceleré mi paso, todos se voltearon a verme y a abrir el paso, para luego volver a lo suyo. No me importaba que dijeran los demás.
Verla voltear con ese vestido me volvió loco, me moría por un beso de su boca pero no allí en ese lugar que daba pena, quería que sea asombroso, así como ella había hecho especial cada uno de mis días. Pero acercarme a ella fue como si nada de lo que imaginé o esperé hubiese importado, porque su boca gritaba mi nombre en silencio. Y es como dicen... lo bueno dura poco porque enseguida se alejó de mí.
Y allí afuera del baño de damas, estaba dispuesto a decirle todo lo que sentía. Joder, ya no me importaba mas nada. Pero el idiota de Stan se apareció y me la arrancó de los brazos como si fuera un juguete. Tuve que salir a tomar aire para no darle su merecido, porque sabía que sus intenciones no eran para nada buenas. Me quedé allí solo un par de horas hasta que el muy gilipollas volvió a interrumpir mi paz. No iba a caer en su juego, ya sabía lo que quería y estaba seguro que pronto me lo confirmaría. No tuve más remedio que seguirle el juego para que dejara en paz a Meredith por al menos unos minutos en donde yo podría sacarla de ese lugar inmundo.
- Deja a Meredith en paz – Me advirtió.
- ¿O qué Stan? ¿Acaso sacaras tu bella pistola aquí? Donde está lleno de testigos. Saldrás perdiendo – Me paré de brazos cruzados frente a él.
Me estaba provocando, quería que le diera su merecido para que Meredith viera el monstruo que era y así se alejara por completo de mí.
- No. Pues te diré la verdad... Anhelo ver cómo me golpeas para que Meredith también lo vea y así poder llevármela a la cama de una maldita vez – Sonrió malévolamente.
Mis puños se cerraron. No podía permitir que hablara así de ella, ni enfrente mío ni a espaldas.
''Contrólate Caleb, solo te provoca. Puedes ser más listo''
- ¿Sabes? - Moví el cuello de un lado a otro, como si aquella muchacha que me traía loco no me importara - Puedes hacer con Meredith lo que te vengan ganas. Ella y yo no somos ni seremos nada, así que es toda tuya.
A Stan pareció no gustarle nada lo que le dije y así supe que mi plan iba a la perfección.
Mike me había dado un cigarro para quitarme los nervios, y en ese momento me venía perfecto. Por suerte yo no fumaba así que estaba como nuevo.
- No quiero más riñas, no por hoy. Ten... - Le estiré la mano con el cigarro – Fúmalo tranquilo y después te vas con Meredith. Así nos dejarán a todos en paz bailando y bebiendo.
Él muy imbécil lo tomó en sus manos, me miró nervioso y se puso a fumar. Yo le di una palmadita en el hombro, para transmitirle seguridad y caminé a paso lento hasta llegar a la pista de baile.
Joder, joder, joder. ¿Dónde estaba Meredith? La busqué con la vista, hasta que la vi a los lejos marcharse a paso rápido. ¿A dónde iba? La perseguí llevándome puesto a todo el mundo, tanto que me retenían los pasos a mí con sus estúpidos movimientos de baile. Ella por su parte caminaba bastante veloz. Hasta que salió a la calle, sola. Usé toda mi fuerza y caminé por encima de todos.
''Lo siento chicos, pero una dama me necesita''
Por fin pude alcanzarla pero la tenía de espaldas. Toda su parte de atrás estaba desnuda por el maldito y hermoso vestido que llevaba puesto. Afuera hacía un frío que me sorprendía que esté con tan poca ropa, así que me saqué la chaqueta y se la puse por detrás. Ella se asustó. Pero cuando se volteó para verme su rostro estaba petrificado. Había estado llorando y eso me confundió.
- ¿Por qué lloras? – Intenté tocar su mejilla pero ella en un acto veloz me dio una bofetada.
Si era por todo lo que habíamos pasado, me la tenía bien merecida.
- ¿Quién te crees que eres? – Preguntó furiosa.
- No entiendo – Contesté anonadado.
- Escuché lo que le dijiste a Stan, sobre hacer conmigo lo que quisiera – Puso su mano disponible en el rostro para ocultarse y limpiarse las lágrimas.
Esperaba al menos que si había escuchado, haya escuchado también lo que él dijo.
- Has llegado en un mal momen...
No me dejó terminar de hablar.
- ¿Ah sí? Cuéntame entonces el buen momento de la historia por favor – Dio unos pasos hacia atrás.
Mi cuerpo intentó acercarse a ella, pero solo negó con la cabeza y aquello bastó para darme cuenta que necesitaba su espacio.
- Por favor, Meredith, déjame explicarte.
- Estoy esperando – Contesto más brava que antes.
- Stan ha planeado todo. Quiere llevarte a la cama, por eso ha sido tan bueno contigo. Sé que no es creíble lo que te digo, pero por favor, confía en mí por una vez.
- No puedo – Susurró.
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Demasiado tarde ©. [COMPLETA]
RomanceLlevaba en mi corazón un secreto desde pequeña. Y no fue hasta que lo conocí, que entendí que nunca había conocido el amor, gracias a aquello que llevaba guardado bajo mil candados. Y aunque mi mente me gritaba por todos lados que no era para mi, cu...