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MEREDITH

Las gotas de lluvia golpeaban con fuerza mi ventana, la misma que me permitía ver el inmenso océano, ese que ahora no se veía debido a la gran tormenta que estaba frente a mis ojos. Justo en ese momento mi alarma sonó como cada mañana. Realmente deseaba con todas mis fuerzas quedarme en mi casa viendo una película hasta quedarme dormida, pero esas cosas no suceden, a menos que vengas de una familia ultra rica que te regale una hermosa posición laboral por el resto de tu vida. Los demás debíamos ganarnos el dinero. Que no se malinterprete, amaba mi trabajo, pero en un día gris como hoy, dudaba de ese amor. Creo que sería capaz de renunciar por cuarenta minutos de sueño extra. Pero no podía hacerlo, porque por ahora sólo era una estudiante con posibilidad de ''trabajar'' gratis. Tomé fuerzas y me levanté de la cama velozmente, antes de hacer algo de lo que después me arrepienta.

Como cada mañana, preparé mi desayuno que consistía en una banana cortada en rodajas y un yogurt de frutilla con cereales, literalmente todos los días realizaba la misma mezcla, y la amaba. Me senté en el balcón mientras la tormenta parecía no terminar y me quedé escuchando cómo las gotas chocaban con todo lo que tocaban.

Steve, por su lado, se sentó a mi lado con su desayuno tan aburrido, comida para perro. Disfrutaba de su compañía y el disfrutaba de la mía, nos entendíamos tan bien. No era solo un perro, era mi mejor amigo, mi todo en la vida. Y lo que más me ponía contenta era que trabajaba conmigo, así no podría descuidarlo y podríamos estar juntos las veinticuatro horas del día. Una vez que terminamos de desayunar, preparé mi bolso, me puse mi bikini color rojo, el cual tenía en la parte de arriba una descripción que decía "Lifeguard" en color blanco. Me puse un short de algodón, una remera con la misma descripción que la bikini y mi chaqueta roja de todos los días, apta para lluvia.

Estaba finalizando mi carrera como Guardavidas y Arthur, uno de nuestros profesores y además, jefe, nos dio la oportunidad de hacer nuestras prácticas en las playas donde más gente había. Lo sé, lo sé, es difícil confiar en una persona que apenas está haciendo sus prácticas, pero la gente eso no lo sabía, y además el equipo estaba conformado por un Guardavidas ya recibido y un estudiante. Mi compañero era Tom, quien había finalizado la carrera hacía dos años casi. Parecía que entre los dos no hacíamos ni uno, pero puedo jurar que hacíamos un muy buen trabajo.

Mis padres me habían comprado un apartamento frente al mar, sabiendo el amor que le tengo al océano. Además, el día que me gradué de la preparatoria me regalaron un Mini Cooper rojo con franjas blancas. Se podría decir que tenía la vida perfecta para tener dieciocho años. Pero no era así. Yo no lo sentía así.

Mis padres en la actualidad tenían mucho dinero, pero no siempre fue así. De pequeños no éramos tan adinerados, por lo que los vi trabajar muy duro para darnos siempre lo mejor a mi hermano y a mí. Conocía a la perfección el sacrificio que habían hecho durante toda su vida para llegar a donde estaban hoy. Mi padre era el dueño de una cadena que vendía lanchas, botes, y todo lo que se refiere al mar. Y mi madre trabajaba con niños con capacidades diferentes. Sobre todo, con niños que sufrieron traumas, y quizás esto había sido por mí.

Guardé en mi mochila la comida de Steve y agua para ambos. Le coloqué su piloto para que no se mojara tanto, y nos marchamos hacia la playa donde actualmente estaba trabajando... como pasante, pero trabajando al fin.

Al llegar, estacioné y rápidamente me bajé de mi vehículo para caminar a paso ligero hacia mi puesto de control. Al entrar, lo vi a Tom sentado leyendo el periódico. Tom era un chico muy apuesto, buen cuerpo, ojos grises y rubio, lo que toda mujer desearía, además de ser un caballero. Era mi amigo y compañero de puesto, también una persona muy divertida.

- Pareciera que tienes cincuenta y no veintiún años – Reí mientras me quitaba la chaqueta.

Tom lanzó una carcajada, dejó su periódico y le quitó el piloto a Steve.

Demasiado tarde ©.  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora