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MEREDITH

No lo soportaba. Caleb era la persona más engreída que había conocido, no me apetecía frenar mi ejercicio para hacer de cuenta que la noche anterior no había sucedido nada. Me había dejado tirada en el agua, sin importarle nada y luego como si nada, quería poco más, que me sentase a charlar como si fuésemos los mejores amigos del mundo. No iba a pasar, no lo iba a permitir. Podía ser muy lindo, pero todo eso se borraba cuando abría su boca y se comportaba como un perfecto imbécil. Llevándose al mundo por delante. Conmigo eso no iba a suceder. No, no y no.

Una vez más confirmaba que debía mantenerme lejos de ese ser.

Intenté enfocarme en mi trabajo ese día ansiosa a que pasen los días y que llegase mi hermano; con él a mi lado todo iba a ser más sencillo.

Me dispuse a mirar mar adentro con los binoculares para corroborar que todo esté bien mientras hablaba con mi compañero y amigo Tom; éste siempre sabía cómo levantarme el ánimo.

- Oye Tom – Le dije con la mirada puesta en el mar – Hace rato que no hablamos.

- Has estado distraída o no me has escuchado, porque yo si te hablo cuando estamos aquí – Tenía razón, he estado distraída estos últimos días.

- Tienes razón, no es fácil trabajar cerca de mi exnovio.

- Me lo ha contado todo, y si quieres mi opinión, hizo lo correcto – Se sentó a mi lado y continuó – Mery, cuando amamos a alguien no queremos enrollarla en nuestros desastres y Chris en este momento no está pasando por una buena situación... se ha metido en un rollo en el que podrías haber sido arrastrada con él, si no te dejaba – Sabía que quería hacerme sentir bien, pero no lo estaba logrando.

- Tom... - Estaba por comenzar mi contraataque – Cuando amas a alguien, sientes la necesidad de al menos intentar cambiar. No es sólo dejarla para liberarla de tus males. Es salirte de toda la mierda que te rodea y enfocarte en tu relación. ¿Cómo es que una adicción puede terminar con una pareja? Entonces una pareja sirve sólo para los buenos momentos, según lo que tú me estás dando a entender – Se sorprendió ante mi filosofía de vida. La que lamentablemente tuve que aprender a la fuerza – Pero ya, no hablemos más de ello, porque en esta guerra ganaré yo – Me reí y por suerte él hizo lo mismo, sabiendo que yo tenía razón – Cuéntame cómo vas con Charlotte. No te creas que no me he dado cuenta que entre ustedes hay algo.

- Intuición femenina le llaman, ¿o no? – Desvió la mirada hacia abajo riendo.

- Yo le llamaría ''vista''. Cariño, todo el mundo los ha visto, si lo único que hacen es pasearse de un lado a otro juntos, sólo falta que se tomen de las manos para confirmar lo suyo.

- Nos descubriste – Levantó las manos rindiéndose – La verdad es que aún es muy reciente y no le he propuesto nada formal por miedo, pero esa chica me tiene loco. ¿Has visto cómo se ríe?

- Si Tom, como todos; sólo que tu estas tan enamorado que hasta una flatulencia suya podría gustarte – Me fulminó con la mirada y no pude contener mis ganas de echarme una buena risa.

Por ese día y los siguientes me la pasé con Tom pegada como garrapata, hacía mucho no estábamos así y le había echado de menos. Por las noches llegaba a casa y comía sin ganas viendo Netflix con Steve; cada día podía olvidar un poco más a Chris, quien por su lado no me había vuelto a buscar, aunque poco me lo cruzaba, sólo en la playa. Casi sin darme cuenta, había bajado mucho de peso y mi mejor amiga fue la primera que me lo hizo notar. Ella era quien seguro lo mantenía distraído mientras que Tom hacía lo mismo conmigo; eran muy buenos amigos. Me hubiera gustado salir los cuatro juntos como una cita doble, pero ahora ya no podía caber esa posibilidad en mi mente.

Demasiado tarde ©.  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora