MEREDITH
No podía negar que me había emocionado que Caleb quisiera pasar conmigo unos días a solas, lejos de todo y de todos. Quería intentar y hacer todo lo posible por hacerlo feliz. Así que durante el trayecto a mi casa me la pasé pensando en que podía hacer para que no se aburriera de mí, o que se cansará de mi historia triste infeliz que viví de pequeña pero que me martirizaba hasta el presente. Indudablemente la vida era mucho mejor con compañía y con amor; esa fue una gran lección que tuve que aprender luego de lo sucedido; así todo es más sencillo, duele menos, y hasta te dispones a escuchar atentamente la historia de los demás... porque definitivamente todos tenemos una historia que contar. Caleb se preocupaba por mí, por mi bienestar, le interesabas saber lo que pensaba, lo que quería, lo que imaginaba. Y eso era algo a lo que no estaba acostumbrada pero que me hacía quererlo aún más. Me gustaba hablarle y contarle mis cosas. Sentía que había pasado una eternidad y sólo habían pasado unos días. Era increíble como la atención de una persona podía llegar a importar tanto y como dialogar tanto podía parecer que habían pasado años cuando solo pasaron horas.
¡Rebosaba de amor!
Tenía unos ahorros de toda la vida para la cabaña que le había contado a Caleb, y estaba comenzando a pensar que podría hablar con algunos amigos de mis padres que armaban planos y que me ayudarían a buscar el espacio ideal para construir lo que siempre soñé. El lugar deseado. Si mi relación con Caleb seguía avanzando bien, le podría dar la sorpresa para cuando quisiéramos vivir juntos. De algo estaba segura, construiría aquello que siempre anhelé con o sin Caleb... solo que con él todo sería más lindo. Y aunque no estaba cerrada al amor, tampoco podía depender de Caleb ni que mi mundo gire alrededor de él. Mis padres siempre me habían enseñado a ser una mujer independiente.
Para cuando me quise dar cuenta ya estábamos debajo de mi apartamento. Caleb aparcó el auto y yo le di un beso en esos labios delgados que me encantaban. Bajé del auto y subí corriendo para irnos pronto y poder conocer esa cabaña que me tenía muy intrigada. ¿Sería de pino? ¿Tendría un pequeño hogar? Estaba a punto de descubrirlo... o no...
Al llegar a la puerta de mi casa sentí algo raro. Hubiese jurado que cerré con llave cuando salimos, aunque en el apuro podía ser que se me haya pasado. Tuve un mal presentimiento... Había dejado mi teléfono en el auto así que no podía llamarlo. Quizás solo era un mal presentimiento, pero tampoco me arriesgaría.
Así que decidí inmediatamente darme media vuelta para ir a buscar a Caleb y que me acompañara a buscar mis cosas, pero una imagen gigante y alta se impidió el paso para irme y yo solo me asusté. Era un hombre trajeado con gafas de sol y aros en las orejas. Fue lo único que alcancé a ver en ese microsegundo. Éste me tomó por un brazo.
- ¿Quién eres? – Pregunté angustiada.
- Entra – Me ordenó en un tono bastante autoritario.
- Suéltame – Intenté sacar mi brazo de su mano e hice fuerza para que no me obligara a entrar a mi departamento.
No sabía que estaba sucediendo allí, pero si estaba segura que no era nada bueno. ¡Por Dios! Necesitaba que Caleb viniera por mí.
- Si gritas te corto la garganta – Dijo cerca de mi oído y yo solo corrí mi rostro.
- Por favor, déjame ir. Puedo pagarte.
Todo mi cuerpo comenzó a temblar mientras forcejeaba para quedarme del lado de afuera de mi casa.
- No quiero tu maldito dinero. Ahora entra si no quieres que te lastime.
Joder, mi brazo dolía mucho. La fuerza que hicimos ambos me hizo sentir el hombro que me había luxado y que hasta ese momento estaba mejorando.

ESTÁS LEYENDO
Demasiado tarde ©. [COMPLETA]
RomanceLlevaba en mi corazón un secreto desde pequeña. Y no fue hasta que lo conocí, que entendí que nunca había conocido el amor, gracias a aquello que llevaba guardado bajo mil candados. Y aunque mi mente me gritaba por todos lados que no era para mi, cu...