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CALEB

- Oye – Susurré mientras ella estaba recostada sobre mi pecho y llevándose el último bocado de helado a la boca.

- Dime – Levantó su rostro para mirarme.

- Tienes la playa de frente – Sonreí a la espera que entendiera lo que estaba a punto de decirle.

- ¿Quieres ir? – Preguntó leyendo mis pensamientos.

- Tomemos unas cobijas y sentémonos en la arena, hasta el amanecer.

Ella se levantó velozmente con una gran sonrisa en el rostro, se metió en el cuarto de baño, y salió con una vestimenta completamente distinta. Por Dios, lo que se pusiera le quedaba espectacular. Se había recogido el cabello con media cola dejando dos mechones caer en su hermoso rostro, llevaba puestos unos jeans, zapatillas y una sudadera que le quedaba enorme, pero realmente sexi. Yo la miré de arriba hasta abajo, queriendo sacarle todo lo que llevaba puesto y quedarnos en su cama hasta estar sin aliento. Quería hacerla mía, quería que me lo dijera y quería confirmar que yo era suyo. Que así sería por siempre. Cuando la veía con Chris, no podía siquiera imaginarme que haya sido suya antes que mía y eso realmente me enfurecía, pero ahora estaba conmigo y todo lo que había sucedido no me importaba en lo más mínimo. Ella me transmitía la seguridad que necesitaba.

- Vamos – Me tomó la mano y nos dirigimos hacia la playa.

Bajamos unas escaleras que parecían interminables, pero tomados de la mano. Yo me senté en la arena y ella se sentó entre mis piernas, recostándose en mi pecho. Podía quedarme días enteros así y eso me hacía tan feliz que no podía expresarlo con palabras. Ambos nos tapamos con las mantas y nos quedamos así por un largo rato.

- Eres hermosa – Mascullé cerca de su cuello.

Comencé a besarla y sabía exquisito. Mi cuerpo pedía a gritos estar en el de ella. Se removió algo incómoda y en ese momento me sentí incómodo yo también.

- Lo siento – Dije confundido.

No sabía si había hecho algo mal.

- No... lo siento yo.

- No has hecho nada malo, cielo – Confesé.

- Debo confesarte algo, pero no sé si estoy lista – Mi corazón comenzó a tomar velocidad.

- Puedes confiar en mí – Susurré mientras pasaba mis brazos por su abdomen para abrazarla.

- Lo sé – Confirmó – Sólo que tengo miedo como vayas a reaccionar.

- Me estás asustando – Informé sin vueltas. ¿Qué podía llegar a ser tan grave?

- Quizás tu estés acostumbrado a estar con muchas chicas...

- Ya no es así – La interrumpí.

- Pero yo... - Ella tomó aire - Nunca he estado con nadie – Confesó y eso me paralizó.

- ¿Cómo? Eso no es posible... - Dije en voz baja.

¿Meredith nunca había estado con nadie? Entonces todo con Chris... Joder, no estaba entendiendo nada de lo que estaba sucediendo.

- Nunca hemos estado juntos... no de esa manera – Prosiguió.

- Explícate mejor, Meredith – Mi tono de voz pasó de ser dulce a firme.

- Ya sabes... - En un movimiento rápido la hice ponerse de frente a mí. Necesitaba que me mirara a los ojos para hablarle y entender todo lo que me estaba confesando – Nunca he hecho el amor con nadie Caleb – Finalmente dijo con palabras textuales lo que quería oír.

Demasiado tarde ©.  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora