★Despedida★

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Limpiar un jardín de dientes de león y mil flores más en primavera no es una tarea relativamente difícil.

Es bastante fácil, a decir verdad.

Sin embargo se convierte en algo casi imposible al tener una distracción tan grande como lo es cierto chico con cierto auto en cierta parte de la casa en la que trabajas a menos de veinte metros de distancia.

Porque sí, el chico del auto rojo se presentó hoy en la casa de mi estimado jefe F. Bulsara, el diseñador más prestigioso de la ciudad.

Lo que me lleva a pensar que mi rizo de tres metros no es un trabajador más de aquella mansión donde vive, sino seguramente alguien importante.

Casi no hablo con F. Bulsara, pero por lo que sé, un tal Jim H. lo "volteó como tortilla" y ahora es "del otro bando", como yo.

Las pocas veces que hemos convivido, porque son contadas las ocasiones que está en casa, me he dado cuenta de que es alguien amable y, sobre todo, alegre y despreocupado.

Supongo que la vida no es una preocupación cuando tienes una exorbitante cantidad de billetes al alcance de tus manos.

En fin, cuando mi rizo de tres metros llegó, simplemente le miré con una sonrisa que por lo que percibí, él no dudó ni un segundo en responder.

Sin embargo, lo emocionante es lo que pasó cuando se fue.

F. Bulsara salió a despedirlo, mientras yo me encontraba trabajando en la misma labor que cuando llegó.

Entonces, oí perfectamente su despedida.

«¡Fue un gusto verte, Freddie, la próxima vez no te vayas tanto tiempo!

¡Brian, cariño, mejor haz lo que te digo!»

🌹El chico del auto rojo 🚗 MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora