★Película★

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    —Bri.

    —¿Sí, mi amor? —dijo y sonreí.

    —Creo que deberíamos escribir una canción juntos, digo, yo no sé mucho de música pero quizás si tú me enseñas aprenderé rápido —propuse, sonriendo cuando noté que se acercaba hacia mí y se sentaba a mi lado, sólo para después darme un casto beso en los labios.

    —Y yo creo que es una idea maravillosa, además fue muy tierno de tu parte decírmela.

    —¿Soy tierno? —musité sonrojado, colocando mi cabeza sobre su hombro.

    —Sí, demasiado —admitió mientras pasaba su brazo por mis hombros y acariciaba calmadamente mi cabello.

    —¿Debería tomar eso como un cumplido? —pregunté entre risas nerviosas.

    —Deberías, mi cielo —aseguró, depositando un pequeño beso sobre mi cabeza.

    —Me gusta que me digas apodos lindos.

    —Oh, y no tienes una idea cuánto me gusta decírtelos —sonrió y, ante tal romanticismo de su parte, no hice otra cosa más que tomarle de la mejilla y besarle profundamente.

Sus labios se desplazaban cariñosamente sobre los míos, incitándonos de manera sutil a quedarnos así por siempre.

Se separó de mí con lentitud, queriendo no hacerlo pero teniendo qué, pues la falta de aire ya se había hecho presente.

Me sonrió tímidamente, a lo que le sonreí también, y consumido por el afán de sentir sus labios sobre los míos nuevamente, volví a besarle, sólo que esta vez con un poco más de fuerza.

Finalmente nos separamos, felices por el simple y sencillo hecho de estar así; juntos y amándonos cada segundo de cada momento.

    —¿Quieres ver una película? —pregunté.

    —Claro, ¿tienes algo en mente? —cuestionó colocando su mano dulcemente sobre mi mejilla, acariciándola en el proceso y provocándome un sonrojo aún más notorio.

    —Estaba pensando en algo de terror, ¿te parece?

    —C-claro —dijo, mientras se ponía de pie—. Creo que tengo un par de películas allá arriba, ¿vienes?

    —Si me cargas, sí —sonreí al decir aquello, obteniendo como respuesta una melodiosa risa de mi chico del auto rojo, misma que fue seguida de un par de brazos sujetándome.

    —¿Así? —preguntó, ligeramente sonrojado ya teniéndome entre sus brazos.

    —Así mismo —dije, para después robarle otro beso en los labios.

Terminado el beso nos dirigimos hacia el piso de arriba, y aproveché el trayecto para jugar distraídamente con sus preciosos rizos, sacándole risitas a mi novio.

Elegimos The Exorcist, y luego de convencer a Brian de que me llevara cargando hasta la sala —cosa que realmente no fue complicada—, comenzamos a ver la película.

Al poco tiempo, me percaté de que mi rizo de tres metros solía desviar la mirada de la pantalla en varias ocasiones y se sobresaltaba momentáneamente, por lo que decidí hacer algo al respecto.

    —¿Tienes miedo? —susurré con una sonrisa.

    —N-no.

    —Bri... —insistí, dejando de observar la pantalla para observarle a él.

    —Está bien, sí, sí tengo miedo —admitió de mala gana.

    —Aww —sonreí tiernamente—. No te preocupes Bri, yo te cuido —musité en su oído, atrayendo su cabeza con suavidad hacia mi regazo y, cuando ésta se encontró ahí, acariciando sus rizos amorosamente.

    —Gracias... —sonrió.

    —No es nada, nubecita.

🌹El chico del auto rojo 🚗 MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora