★Freddie II★

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    —¡Hola, cariño! —me dijo, y yo le miré ligeramente extrañado, pues sólo Brian me decía así.

    —Hola, Freddie. Pasa —respondí con una pequeña sonrisa mientras me hacía a un lado y —después de que él entrase— cerraba la puerta.

    —¿Qué es eso tan, tan, taaan urgente que quieres saber? —preguntó de manera directa, tomando asiento en una de las blancas sillas de la cocina.

    —Bueno, Bri salió hace rato y... Y no me dijo a dónde. Tú eres su mejor amigo y seguramente sabes a dónde fue, no es que desconfíe de él, sólo que no entiendo por qué no quiere decirme —confesé, sentándome a un lado suyo y jugando con una servilleta.

    —Y al final no me dijo a dónde iría a comprarlo —susurró, aunque yo lo escuché.

    —¿A comprar qué? —cuestioné, alzando una ceja.

    —¡Nada! Le pedí que comprara por mí un.... un set de pinturas que vi el otro día en el centro comercial —titubeó, aparentemente nervioso.

    —¿Y por qué dijiste que no te dijo a dónde iría a comprarlo? —comencé a preguntar, porque su actitud era un poco rara.

    —Es que... Por donde lo vi hay varias tiendas de arte, y puede que no entienda o no sepa cuál es el que yo quiero. Sí, quizás deba irme —mencionó, con intenciones de levantarse de la mesa.

    —Espera, no te vayas, no te llamé sólo por chismoso.

    —¿Ah, no? —preguntó con un notorio deje de incredulidad.

    —¡No! —aseguré, soltando pequeñas risitas.

    —¿Y entonces por qué? —preguntó, ahora con los ojos entrecerrados.

    —Bueno, quiero darle un regalo a Brian, pero necesito tu ayuda.

    —¿Mi ayuda? ¿Y para qué?

    —Bueno, necesito... Eh... varias cosas. Primero, ¿tú sabes de moda, no?

    —Cielo, yo soy el rey de la moda, ¿qué necesitas?

    —Yo... Eh... Bueno, yo...

    —Anda, que no te dé pena, hay confianza.

    —Sí, tienes razón. Yo... Yo no sé qué ponerme para navidad... —murmuré, sintiendo arder mis mejillas.

    —Ay, qué lindo —dijo, sonriendo—. Anda, pareces tomate, ya te dije que hay confianza, y déjame decirte que no pudiste haber encontrado a alguien mejor.

    —La verdad es cierto —sonrió de nuevo—, Brian es maravilloso.

    —¡No me refería en ese aspecto, rubia! —dijo con fingida molestia, mientras yo sólo reía—. De todas formas, se ve que estás muy enamorado. Brian también lo está —mencionó y yo sonreí, sintiendo nuevamente el calor en mi rostro.

    —Sí. Lo amo muchísimo. Él es... Bueno, él es simplemente perfecto.

    —Espero que me inviten a su boda —dijo —creo que en broma—, y yo reí.

    —Aunque quisiéramos no podríamos, —admití.

   —Eso crees —musitó, y yo volví a verle extrañado.

    —¿Qué?

    —¿Qué de qué? Yo no dije nada.

    —Freddie, qué es lo que tú y Brian...

No pude terminar de hablar, porque la puerta principal se abrió, dejando ver la cabeza de mi novio, quien nos miraba atónitos.

🌹El chico del auto rojo 🚗 MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora