★Apodos★

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    —Creo que me gusta más la amarilla para la sala —dijo mientras colocaba el bote de pintura sobre el suelo.

    —Sí, a mí también, ¿podemos pintar toda la casa? —cuestioné con una emoción que me fue imposible ocultar.

    —Oh, claro que sí, mi amor, pero creo que mereceré algo a cambio por el esfuerzo, ¿no crees? —preguntó mientras me abrazaba por detrás y colocaba su mentón en mi hombro.

    —Puedo besarte si es eso lo que quieres —informé y le miré con una sonrisa.

    —Me parece un trato justo, ¿puede ser ahora? —habló mientras me abrazaba más contra él y cerraba sus bellos ojos.

    —No —sentencié y vi una expresión triste en su rostro—, cuando acabemos te daré todos los besos que quieras, pero ayúdame a pintar.

    —Está bien —dijo resignado a la vez que me daba un pequeño beso en la mejilla y se separaba de mí.

Decidimos empezar a pintar primero la pared que queda junto a la puerta.

Los muros eran indescriptiblemente altos, por lo que era obvio que no alcanzaríamos a pintarlo de manera completa, así que optamos por hacer algunos garabatos, y claro, mi impresión fue grande cuando, con la pintura roja, mi chico del auto rojo hizo un bonito corazón que contenía nuestras iniciales.

    —Oh, Brian, eso es hermoso —admití con las mejillas rojas.

    —¿Lo crees? —cuestionó incrédulo y asentí— ¿Sabes por qué dibujé ese sol de ahí?

    —No, Bri, ¿por qué? —hablé mientras rodeaba su torso entre mis brazos.

    —Bueno, nunca te lo dije, pero antes de conocerte o, mejor dicho hablarte, te decía Sol Sonriente —confesó mientras sus mejillas se teñían de un apenas perceptible rosa y sus manos se dirigían hacia mi cintura.

    —¡Brian! Eso es más hermoso aún, ¿tú quieres saber algo?

    —Sí, mi vida —musitó.

    —¡Que yo antes de conocerte te decía Rizo de tres metros! —espeté con euforia.

    —¿Lindo, no?

    —¿Yo?

    —Tú eres hermoso, mi amor; lindo se queda corto para ti —explicó—, yo me refería a que es lindo que ambos le pusiéramos un apodo al otro.

    —Es otra coincidencia, una increíble, por supuesto.

    —Claro que lo es —aseguró y capturó mis labios entre los suyos, haciéndonos sentir magia.

🌹El chico del auto rojo 🚗 MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora