ZURENA {Del estadio al cielo}

Capítulo 18

Narra Macarena:

Estábamos tumbadas en la hierba, eran las  3:45

M:¿no te parece raro?
Z: ¿estar tumbada en el césped con una rubia pija?, pues sí
M: eso no, y yo no soy pija
Z: ya, ya
M: lo que digo es que hace unos años me dicen que estaría así con el elfo del puto infierno y me descojono viva
Z: pues ya ves, pero míranos, aquí estamos,lo raro es que todavía no hemos discutido ni nada
M: pues sí, pero intenta que pase después del verano ya si eso

Hicimos una pausa de varios minutos y Zulema habló

Z:rubia
M:dime
Z:¿tu crees en el destino?- no sé por qué dije eso, sería el alcohol -
M:- la miré bastante extrañada pero respondí - si

Estuvimos un rato viendo las estrellas

M: ¿quieres ir a mi habitación a ver una peli?
Z: vale, total, no tengo sueño, pero que no sea de amor, no quiero vomitar, puaj

Las dos nos reímos y fuimos a mi habitación, escogimos una película de acción, trataba de un hombre y una mujer que eran enemigos desde hacía varios años, intentaban matarse pero nunca lo consiguieron, en el final de la peli estaban pegándose cuando de repente paran, se mira los ojos y se besan.

M y Z:- nos atragantamos a la vez con las palomitas que había hecho yo anteriormente -
M: que fuerte, si se odiaban
Z: no puede ser

Al final un personaje dijo " del odio al amor solo hay una fina línea".

Esa frase me dejó pensando, y se ve que a Zulema también, pero me pudo el sueño y finalmente me dormí.

Narra Zulema:

Me quedé pensando en la frase de la película, puede que al final, no nos odiemos tanto y puede que nos tengamos algo de cariño, pero solo por los años que hemos vivido en la cárcel.

Iba a decirle a la rubia que me iba a mi habitación cuando noté que estaba dormida, y se estaba girando, me estaba rozando la mano, me quedé quieta para no despertarla y me dormí.

A la mañana siguiente me desperté y tenía a la rubia cogida del brazo, ella estaba dormida y no se dio cuenta, menos mal, intenté quitarme pero era imposible y me volví a dormir.

Narra Macarena:

Me desperté y vi que estaba cogida del brazo de Zulema, conseguí quitarme sin despertarla y me fui a ducharme.

Cuando salí, seguía durmiendo tan tranquila, con una expresión de absoluta paz, me fui al salón para darle de comer al gato, lo llevaba en brazos mientras le daba la comida y entonces apareció Zulema.