Capítulo 80

471 53 224
                                    

Narra Macarena:

Me desperté muy desorientada, lo último que recordaba era estar en la misma silla en la que había despertado, pero no recordaba haberme tapado, me giré y vi a Zulema mirar al cielo mientras fumaba, también con una manta, así que supuse que le venía de paso traerme una a mí.

Me resultó imposible no mirar su perfil, no voy a negar que me gustaba, tenía un perfil muy bonito, la verdad que lo que estoy sintiendo por ella es muy raro, pero voy a dejarlo en que me atrae un poco, y ya, nada más.

Me quedé un poco reflexionando, y me vino a la mente eso que tanto decía Zulema, la libertad, ¿qué es ser libre realmente?, la verdad, ni siquiera yo misma lo sé, pero, nadie es completamente libre.

M:Zulema
Z:- la miré -
M:¿para tí, qué es ser libre?
Z: ¿y esto?
M: - me alcé de hombros -
Z:- di una calada al cigarro - pues, la verdad, para mí la libertad es tener el conocimiento y poder elegir con derecho lo que es mejor para nosotros, de forma responsable y sin ataduras mentales ni emocionales
M: ¿y tú eres libre?
Z: todos queremos ser libres, la pregunta es de qué queremos ser libres y para qué queremos esa libertad, libertad es un concepto muy amplio que involucra varias áreas de tu vida
M: ¿a qué te refieres con eso?
Z: pues... que puedes sentirte libre en el sentido de poder hacer lo que quieras, pero puedes ser esclavo de algún pensamiento o sentimiento, nadie es totalmente libre, siempre hay algo que nos lo impide, y por ejemplo puede ser un sentimiento, si te sientes dolido por las cosas externas, no son estas las que te molestan, sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder el cambiar este juicio ahora mismo, igual es tu propia cabeza la que te impide ser libre
M: hay que... ¿sentirse libre para poder sentir?
Z: lo has pillado rubia, las personas necesitamos constantemente saber cómo vamos a ser libres, es decir, cómo vamos a vivir nuestra vida, por eso no es lógico pensar que podemos vivirla sin el uso de la razón, que es precisamente lo que nos caracteriza como humanos, muy en el fondo, aunque no nos demos cuenta, siempre vamos a ser esclavos de algo
M:- me acomodé en la silla, la verdad es que todo esto daba que pensar -
Z:¿a qué ha venido esto?
M: pues no se, me he levantado así

Después de este diálogo no hablamos mucho más, las dos estábamos ausentes, y la verdad es que yo estaba reflexionando sobre el hecho de si yo era verdaderamente libre, y pensándolo bien, no, no soy libre, puede que sí lo sea para hacer lo que quiera, pero no para controlar lo que pienso, para nada, si fuese así no me sentiría atraída por Zulema, y seguramente tampoco viviría con ella, pero hay algo en mi cabeza que no me deja pensar lo contrario, es decir, no se me ocurre la posibilidad de estar sin ella, bueno, claro que sí, pero nada sería lo mismo, no tendría esa adrenalina de cuando acabamos de robar algo, y eso era algo que me tenía enganchada, vaya, otra razón más por la que no soy libre, vivo aferrada a esa adrenalina, porque sino mi vida no sería lo mismo.

El día pasó como uno más, sin nada que destacar, todo era como siempre, y encima pensando siempre en lo mismo, en ella, y no conseguía hacer nada para despejar mi mente.

Habían pasado ya unos seis meses, y yo iba a peor, cada vez estos sentimientos iban a más y yo no podía hacer nada para evitarlo, cada vez eran más los momentos en los que me encontraba pensando en ella, mirándola, o incluso a veces, soñando con ella. Saray decía que me estaba enamorando, yo siempre le decía que no, que eso era imposible, yo enamorada de Zulema, pero ya no tenía claro nada, y la verdad, no me gustaba calentarme la cabeza con eso, prefería alejar esto y ya.

Estábamos muy distanciadas, cada vez nos veíamos menos, había semanas que ni siquiera hablábamos, y en parte era culpa mía, por querer alejarme de ella para dejar de sentir esto, pero era imposible.

A veces ni siquiera planeábamos los atracos juntas, simplemente lo leíamos por separado y a la hora acordada, íbamos al sitio, luego volvíamos a la caravana y ya, otra vez separadas, lo único que hacíamos juntas era dormir, aunque no siempre, y cenar juntas los viernes, ese era el único día que cenábamos juntas, era como una tradición, tampoco decíamos mucho, pero a veces notaba la mirada de Zulema en mí, supongo que ella no entiende mi comportamiento, pero es lo mejor, no puedo dejar que me pase esto, no quiero alejarme de ella pero tengo que hacerlo para evitar que este sentimiento crezca, no quiero sufrir, y tampoco voy a contárselo, seguro que se ríe de mí, o peor aún, se distancia, que en el fondo es lo que yo estoy haciendo, pero no sería lo mismo.

ZURENA {Del estadio al cielo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora