Con la mente en movimiento

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La creación de los espejos trajo mucho revuelo sobre la capital imperial. El viejo emperador Liu Renchen, no podía esperar para presumir lo que su país estaba creando a otros emperadores, y por eso mando emisarios portando regalos de tal magnitud a los reinos vecinos con los que estaban en paz.

Los regalos fueron muy bien recibidos, pero no hicieron mas que aumentar la necesidad que crecía en algunas personas por poseer uno. Se decía que el emperador del reino del sur tenía tantas concubinas que, al recibir los espejos, hubo una pelea sangrienta en el harén por ver quien se quedaba con uno. Se dijo que varias concubinas perdieron la vida envenenadas o asesinadas, solo para que otra pueda obtener un espejo. Por lo que el emperador optó por guardarlos bajo llave y no otorgárselo a nadie de momento.

Todo esto era ajeno a Fa Xiao, que aburrido de los espejos decidido que quería probar cosas nuevas. Y como en su otra vida le gustaba coleccionar jabones de diversos aromas, se dijo que era el momento de ponerse en marcha una vez más.

-abuelo Heng Qui tengo una nueva propuesta- dijo entrando al patio que funcionaba como taller. Heng Qui era el maestro artesano más experimentado y detallista de la capital. Se decía que nunca logró casarse porque estaba loco por tratar de investigar cosas nuevas cada vez. Fa Xiao lo veía como ingeniero de la era moderna.

-oh Xiao'er pasa pasa, este anciano ya estaba esperando su nueva tarea. - al viejo le gustaba llamarlo de forma cariñosa, pensó que de tener un nieto un día habría sido como Xiao'er, de mente exquisita y abundante belleza.

-últimamente con el clima cada vez más frío, noto que mi piel se va poniendo un poco mas áspera, he decidido crear algo que haga que siempre este bella y fragante sin importar la época. -

-y que podría ser eso Xiao'er? ¿Algún ungüento especial? - el anciano no sabia mucho de medicina, pero no estaba de mas probar suerte creando nuevas cosas en ese ámbito.

-estaba en la cocina con Minglu y Pinglu cocinando una nueva receta y al ver como la grasa perfumada en orégano daba un nuevo aroma y sabor a la carne, se me ocurrió que podríamos intentar crear un producto a base de grasa, más refinado con aromas exquisitos que ayuden a la piel a estar limpia y hermosa.

El solo echo de mencionar que estuvo en la cocina hizo que el estomago del anciano rugiera. Ya era mas que conocido en todo el palacio que el consorte imperial disfrutaba de cocinar, y mucho mas conocido que sus platillos eran de lo mas exquisitos. Con sabores nuevos que eran una delicia para cualquier paladar. Ni siquiera en la familia real habían comido tantos manjares en su vida, como estos que el servía cada día.

En realidad, a Fa Xiao no le gustaba la comida de la época, era demasiado grasosa y sin sabor. La sal no estaba debidamente refinada y el azúcar era una tortura. Decidió instalar una cocina en su propio patio para así poder encargarse el mismo de sus comidas.

Lo que no sabia era que esto también iba a ser algo que llamaría tanto la atención. El primer día estaba algo cansado y decidió comer algo simple, así que a pesar de que nana Fang no estuviera de acuerdo fue a la cocina y logro hacer un estofado sencillo de vegetales. El olor que largaba mientras cocinaba era tan fragante que los sirvientes del patio dejaron de hacer sus tareas para poder saborear con la mente lo magnífico que podría llegar a ser ese sabor.

Nana Fang no dejo que nadie mas que Minglu y Pinglu le ayudaran en la cocina, ella creía que esto era una receta secreta de la familia Fa que no tenía que ser compartida con cualquier extraño. No tenía idea de como su maestro lo sabía, pero cuando era más pequeño disfrutaba mucho el comer, seguramente alguno de los chefs de la casa Fa le habría enseñado en secreto, al ver que era tan diestro en la cocina como si llevara haciéndolo siempre.

Domando un corazón de piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora