Mientras las aguas están calmas, parte I

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Después del terrible suceso, como todos llamaban al secuestro de Fa Xiao, se armaron diversos escándalos en la capital. El padre del consorte imperial iba cada día a la puerta del palacio a exigir un duelo a muerte para poder llevarse a su hijo consigo. Liu Ao no quería pelear con su suegro y no quería que su esposo estuviera nervioso. Sabia que toda la situación era en gran parte su culpa. Pero no podía acceder a pelear contra el padre de su amado y abuelo de su futuro hijo, si lo hacía seguramente terminaría matándolo y eso causaría que la reciente paz matrimonial se quebrara sin retorno. Por eso ignoraba a el pequeño ejercito que día a día se situaba en la puerta del palacio exigiendo el combate.

El joven consorte salía cada día a tratar de persuadir a su padre para que ya no exigiera llevarlo consigo. Había decidido darle una oportunidad en cerio a Liu Ao, no solo brindándole su cuerpo, si no su corazón también. Ahora que Zhao Quiu no existía y su sombra había sido borrada para siempre creía que no habría mas problemas con ese aspecto.

Liu Ao no solo tenia que lidiar con su suegro, si no con su propio padre y abuela que le mostraban el hombro frio. Cuando Fa Xiao estaba en la misma habitación solo lo hablaban a él, ignorando completamente a su emperador.

Para colmo sus amigos estaban todos teniendo problemas amorosos de los que decían el era el responsable, por que todas las parejas eran amigos de Fa Xiao y estaban muy enojados de como ellos como amigos permitieron que el descuido de Liu Ao casi cueste la vida de su amado consorte imperial.

Pero esos eran dramas secundarios, cotidianos del dio a día que lidiar. El verdadero problema era que la mete maestra detrás del secuestro no aparecía no dejaba pistas. Pinglu fue una doncella en le palacio desde los 8 años, criada dentro del palacio, bajo vigilancia. Nunca podría haber tenido contacto con alguien que la transforme en espía de no ser que antes de llegar ya había venido así. Pero era solo una niña, que entrenamiento se le debe haber dado a un niño para ese nivel de artes marciales y espionaje.

La trata de personas crecía, cortaban una rama y aparecía otra en un pueblo a mil kilómetros. La corrupción entre los funcionarios crecía, y el era estricto con los castigos pero aun así no podía llegar a nada. El verdadero titiritero de todo lo estaba haciendo bailar a su ritmo y eso le llenaba de rabia. Esa noche le contaría la situación de forma mas detallada a su esposo y le pediría consejo. Su esposo era alguien muy inteligente, veía situaciones que el no las veía. Tenia mucha suerte de que sea su esposo, y cada día se arrepentía de como lo había tratado. Tenia toda una vida para resarcir ese terrible error.

Liu Ao se presentó a recoger a Fa Xiao del patio donde vivía temporalmente Lin Pixie pasadas las dos de la madrugada, el pequeño hijo de este se había pegado como lapa a su esposo y tuvieron que llevarlo con ellos a pasar la noche.

Lin Pixie contempló cómo el sedan que los llevaba se perdía en la oscuridad mientras espera a Bao Yi, sabía que andaba cerca.

Resultó que no se equivocaba. El general salió del bosque solo un segundo después de que se escucharan los últimos ecos del transporte.

Estaba desnudo.

Lin Pixie se aferró a la barandilla del porche, con el cuerpo invadido por descargas de energía que pugnaban desesperadamente por escapar. Su intención había sido decirle que como se atrevía a pasearse de esa manera que era escandaloso.

Pero lo único que pudo hacer fue contemplarle mientras se aproximaba a el. Todo él era gracia letal en estado puro

nada que fuera civilizado. El cabello suelto le caía sobre los hombros resaltando aquellos feroces ojos, y su cuerpo era todo músculo.

Domando un corazón de piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora