caminaba entre Zhang Tuo y Bao Yi. Formaban un grupo absurdo: dos hombres corpulentos vestidos con gruesas ropas de viaje y, entre ellos, un muchacho que apenas les llegaba al hombro.
– Los echaré de menos – dijo, estrechándoles las manos –. Me alegra tener a todos mis amigos conmigo, aunque falte el abuelo Heng, debe estar incendiando el palacio tratando de refinar nuevos aceites
– Me parece advertir celos en esa confesión.
– Sí – confirmó Bao YI –. ¿Acaso no te conformas con nosotros?
– Con Liu Ao, al menos, sí – lo provocó Zhang Tuo. Fa Xiao rió con las mejillas enrojecidas.
– ¿Alguno de ustedes hace algo que los otros no sepan?
– Pocas veces – reconoció Zhang Tuo, mirando a su amigo por encima de la cabeza del menor–. Aunque me gustaría saber dónde ha pasado la noche nuestro Yi'er.
– Con Minglu – respondió Fa Xiao sin pensarlo siquiera.
Los ojos de Zhang Tuo bailaban de risa. Los de Bao Yi permanecían inescrutables, como siempre.
– Me... me di cuenta porque hizo muchos comentarios sobre él – tartamudeó Fa Xiao.
Los hoyuelos de Zhang Tuo se hicieron más profundos.
– No dejes que Bao Yi te asuste. Tiene mucha curiosidad por saber qué dijo esa muchacha.
Fa Xiao sonrió.
– Te lo diré la próxima vez que nos veamos. Tal vez así decidas visitarnos antes de lo que planeabas.
– ¡Bien! – río Zhang Tuo –. Y ahora tenemos que irnos
– Gracias por haberme dedicado tanto tiempo y tanto interés. Y gracias por escuchar mis problemas.
– ¿Quieres que lloremos todos en vez de aprovechar la ocasión de besar a una belleza deliciosa? – protestó el menor.
– Por una vez tienes razón amigo mío – concordó Bao Yi, levantando a Fa Xiao en vilo para plantarle un caluroso beso en la mejilla. Zhang Tuo hizo otro tanto, riéndose de su amigo.
– No sabes tratar a las bellezas – regañó, plantando en la boca del joven un beso muy poco fraternal
– ¿Qué significa eso, Zhang Tuo? – acusó una mortífera voz.
Fa Xiao se separó. Liu Ao los observaba con ojos nublados. Los dos menores intercambiaron una mirada. Era la primera vez que su amigo daba verdaderas muestras de celos.
-Déjalo en tierra antes de que este hombre te atraviese con la espada – recomendó Bao Yi, Zhang Tuo retuvo a Fa Xiao por un momento más, observándolo.
– Quizá valiera la pena – se lamentó mientras lo depositaba en el suelo.
– Pronto volveremos a vernos – dijo Bao Yi a su hermano –. Tal vez podamos reunirnos todos para año nuevo.
Liu Ao apoyó una mano posesiva en el hombro de su esposo y lo atrajo hacia sí.
– Hasta año nuevo – se despidió. Sus hermanos jurados montaron a caballo y se alejaron.
– No estás enfadado de verdad, supongo – interrogó Fa Xiao.
– No – susurró –, pero no me ha gustado ver que otro hombre te tocara, aunque fuera mi propio hermano. Fa Xiao aspiró profundamente.
– Si vienen para año nuevo, el bebé ya estará por nacer.
El bebé, pensó Liu Ao. No decía "mi bebé" ni "nuestro bebé", sino sólo "el bebé". A él no le gustaba pensar en la criatura.
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Domando un corazón de piedra
RomanceBorracha tuvo un accidente de transito,para despertar y darse cuenta que no solo habia transmigrado al pasado si no que también ahora era un hombre con la capacidad de embarazarse abandonado en su noche de bodas por su esposo. al ser una persona de...