Días de paz

1.7K 172 18
                                    

─Me dijeron que esta mañana hubo una guerra de tartas.

Fa Xiao quería sacarle información a su nuevo amigo, por eso estaban tomando un té a media tarde, pero este no soltaba la información que quería así que decidió probar suerte siendo directo, lo que no esperaba era que el otro escupiera el té que estaba tomando casi en su cara.

─solo me hizo enojar y le lance algo a la cara ─ la cara de Bin Yue estaba completamente roja.

─los sirvientes dicen que se escuchaba como una gran lucha dentro, como si estuvieras recibiendo un duro castigo.

─no creo que sea tan...

─y que los muebles se oían rechinar que tenían miedo de entrar en tu ayuda y sean castigados ellos también y lo peor fue...

─Fa Xiao detente─ exigió Bin Yue tapándose la cara─ lo confesaré, pero ya no sigas te lo suplico.

─bien, me gusta que seas colaborativo.

El otro permanecía con la mirada entre las manos, no podía ver a su amigo a los ojos, los recuerdos de los hechos recientes le hacían tener la cara cada vez más roja ─Desde el primer momento que lo vi llegar me llamó la atención─ comenzó a relatar despacio. ─ era tan centrado y educado, tan calmado. Mi padre lo aburrió con charlas estúpidas por horas y el nunca mostro mas que respeto en la cara, las mujeres en los banquetes eran tan descaradas con el y nunca lo vi irse con ninguna ni mostrar otra cosa que esa fachada de respeto. Lo espiaba tanto que llegue a detectar los momentos sutiles donde su expresión cambiaba. Quería ver más de sus caras quería verlo en una faceta diferente que no sea la del correcto embajador de un país aliado. Empecé a provocarlo a insultarlo y a perseguirlo para ver si provocaba mas cambios. Al principio no obtenía nada, pero no me desanime, estaba como enloquecido con su persona. Quería estar donde estaba quería ver lo que veía. Una noche, lo invite a beber, no soy buen bebedor de vino, pero hice que me sirvieran una bebida especial baja en alcohol para mí. Incluso bajo los efectos de abundante alcohol seguía manteniendo esa apariencia tan culta y calmada, estaba a punto de darme por vencido, hasta que por accidente uno de los sirvientes volcó un poco de vino en el y lo invite a sacarse la ropa y prestarle un nuevo conjunto, quiso negarse, pero en mi insistencia aceptó. De sus ropas cayó una bolsa de perfume que tomé pensando que no era gran cosa, cuando la olí y dije que ya no tenia olor que si quería la tirábamos y le daba una nueva su enojo al arrebatarmelo fue tal que pensé que me golpearía. Pero no lo hizo, me echó del cuarto. Quedé tan encantado con la cara que le vi, al fin veía algo del verdadero él algo que no era esa mascara de buena y dulce persona que le pone al resto. Quería más y más, pero llegó el día en que se marchaba. Le pedí que se quedara mas tiempo, pero se negó siquiera a verme a los ojos. Seguramente avergonzado por haber tenido un arrebato de ira frente al príncipe de un país aliado. Cuando se marcho me sentí tan solo no sabia que excusa poner para ir a verlo hasta que ustedes llegaron para el cumpleaños de mi padre. Mi padre no puede negarme nada así que cuando le dije que quería pasar una temporada en su país no pudo decir que no y aquí estoy, persiguiendo de nuevo, para ver si consigo ganarme algo más que un revolcón sobre un colchón de frutas.

Fa Xiao no podía responder, en realidad no sabia que responder. Era totalmente cierto que el tampoco conocía mas muestras de la personalidad del gemelo que lo que le mostraba, siempre tan correcto tan amable. Pero nunca le llamo la atención como Bin Yue decía que sentía. Le pareció que hacían una más que buena pareja. Quería que lo fueran. ─voy a ayudarte con eso─ dijo de pronto.

─cómo vas a ayudarme? ─Bin Yue seguía sin poder levantar la vista.

─Yu'er no desvalorices mis aptitudes como casamentero─ Fa Xiao sonreía mientras tomaba un trago de su te.

Domando un corazón de piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora