– Dice que sólo liberará a tu padre, si le devolvemos parte de las tierras conquistadas, oro en compensación y de que te reúnas con él
Fa Xiao giró de inmediato.
– En ese caso, iré.
– ¡No! – Liu Ao lo obligó a sentarse nuevamente. –¡No puedes! ¡Eres mío! Ese hombre no es mas que un esclavo de guerra que se rebeló, no puede pedirme nada a mí, el emperador.
Fa Xiao lo miró con fijeza, concentrado en sus problemas. – Si soy tuyo y esas tierras también, ¿cómo piensa este hombre apoderarse de todo? Aun cuando luche no puede luchar contra todo un imperio.
– No es esa su intención – los ojos de Liu Ao parecían perforarlo –. Le han dicho que no dormimos juntos. Pide una
anulación: que declares que te disgusto y que lo deseas a él. Puede renunciar a las tierras, pero no a ti
– Y si hago eso, ¿liberará a mi padre indemne?
– Eso dice.
– ¿Y si no nos separamos? ¿Qué será de mi padre?
Liu Ao hizo una pausa antes de responder:–No puedo decirte qué será de el.
Fa Xiao guardó silencio un instante.– En ese caso, ¿debo elegir entre mi esposo y mi padre? ¿Debo elegir si ceder o no a las codiciosas exigencias de un hombre al que no conozco?
La voz de Liu Ao tomó un tono muy diferente a los que le conocía: frío como acero templado.
– No. Tú no elegirás.
Fa Xiao levantó bruscamente la cabeza.
– Tal vez riñamos con frecuencia dentro de nuestros propios patios, hasta dentro de las alcobas, y quizá yo ceda muchas veces ante ti. Puedes cambiar los cebos para halcones y yo me enfadaré contigo, pero ahora no has de entrometerte. Ahora se trata de guerra y no discutiré contigo.
– Pero mi padre...
– Trataré de rescatarlo sano y salvo, pero no sé si podré.
– Entonces déjame que vaya y trate de persuadirlo.
Liu Ao no cedió. – No puedo permitirlo. Ahora tengo que reunir a mis hombres. Trataremos de idear un plan.
Y abandonó la habitación.
Fa Xiao pasó largo rato ante la ventana de su alcoba. Su doncella entró para desvestirlo y le puso una bata de terciopelo verde. apenas notó su presencia, el padre que tanto se había esforzado por reparar su vínculo, el que de niño a pesar de poder tolerarlo en la vista, cuidaba que no le faltara nada y estuviera seguro, que lo había amparado y protegido toda su vida estaba siendo torturado por un hombre que no conocía. Que nunca había visto, que era de otro reino. ¿Era tanta la codicia por sus inventos? ¿Iba a tener que dejar de inventar cosas, solo para poder proporcionarle seguridad a sus seres queridos?
Liu Ao exigía y ordenaba lo que se debía hacer, sin darle alternativa. Su padre sería sacrificado a su feroz posesividad.
Pero ¿qué habría hecho el, de contar con la posibilidad de elegir?
De pronto, sus ojos chisporrotearon en rabia. ¿Qué derecho tenía ese hombrecillo odioso a intervenir en su vida, a fingirse Dios haciendo que otros se sometieran a sus deseos? "¡Luchar!", gritaba su mente. La vida le había enseñado a ser orgullosa. ¿Acaso a Fa Ding le habría gustado que su único hijo se presentara mansamente cediendo a la voluntad de un payaso presumido sólo porque ese hombre así lo decidía?
ESTÁS LEYENDO
Domando un corazón de piedra
RomanceBorracha tuvo un accidente de transito,para despertar y darse cuenta que no solo habia transmigrado al pasado si no que también ahora era un hombre con la capacidad de embarazarse abandonado en su noche de bodas por su esposo. al ser una persona de...