El enorme patio, tras las murallas custodiadas, estaba lleno de gente. El ruido era casi ensordecedor, pues todos gritaban a los sirvientes y los sirvientes se gritaban entre sí. Todo parecía tan desorganizado en este pais que Fa Xiao se preguntó cómo sería posible llevar algo a cabo. Al final del patio se alzaba un edificio largo, frente al cual piafaban los caballos, sujetados por los mozos de cuadra Obviamente, aquellos eran los establos.
– Vaya, el pequeño mariquita – murmuró una voz ronroneante que detuvo a Fa Xiao de inmediato –. ¿Vas camino a alguna aventurilla con un amante, quizá?
El Joven se detuvo para mirar fijamente a Zhao Quiu, su enemiga, cara a cara.
– Debes de recordarme, sin duda – continuó ella dulcemente –. Nos conocimos en tu negocio.
– Lamento no haber podido asistir a tu boda, aunque termino tan pronto. respondió Fa Xiao en el mismo tono.
Los ojos de la otra dispararon fuego; su cuerpo se puso rígido.
–Mi pobre esposo fue asesinado mientras dormía. Ahora soy viuda y estoy libre. Oh, sí, muy libre. Supuse que Liu Ao te lo habría contado. Se mostró muy interesado por mi nuevo... estado civil
Fa Xiao giró sobre sus talones y se marchó a grandes pasos. Él había sido quien recibió la maldita carta con la noticia, como no saberlo.
Ahora solo él se interponía entre aquella mujer y Liu Ao. Ya no estaba el esposo de esta para estorbar a la pareja. continuó caminando hacia los establos, aunque no tenía idea de hacia dónde iba. Su mente sólo estaba alerta al hecho de que Zhao Quiu era viuda y estaba aquí.
Se organizo una cacería para entretener a los invitados. Liu Ao no tuvo tanta suerte al participar. Cuando apenas había montado, una doncella le susurró un mensaje al oído. Zhang Di deseaba verlo por un asunto privado, a tres millas de las murallas del palacio; pedía que nadie supiera de la entrevista, ni siquiera su esposo. A Liu Ao lo intrigó el mensaje, que no parecía de su hermano. Abandonó el grupo, en tanto Fa Xiao se mantenía muy concentrado en el vuelo de su halcón. Maldecía a su hermano por lo bajo por apartarlo de visión tan encantadora.
Liu Ao no se acercó directamente al sitio indicado, sino que ató a su caballo a cierta distancia y se aproximó con cautela, espada en mano.
– ¡emperador! – exclamó Zhao Quiu con una mano contra el seno –. ¡Qué susto me has dado!
– ¿Dónde está mi segundo? – preguntó él, mirando a su alrededor con desconfianza.
– Por favor, aparta esa espada. ¡Me asustas! – ella sonreía, pero en sus ojos no se veía temor alguno.
– ¿Has sido tú quien me ha citado aquí?
– Sí. No he encontrado otro modo de tenerte a solas.
el envainó la espada. Aquel sitio era silencioso y discreto, similar al claro en donde acostumbraban citarse siendo solteros.
– Conque tú también recuerdas aquellos tiempos. Ven, siéntate a mi lado. Tenemos mucho de que hablar.
El joven, aun sin desearlo, empezó a compararla con Fa Xiao. ella era bonita, sí, pero aquella boquita de labios apretados parecía poco generosa en su sonrisa. Sus ojos le recordaron más al hielo. Y la combinación de rojo, anaranjado y verde de sus vestiduras resultaba más chillona que brillante, a diferencia de lo que él recordaba.
– ¿Tanto han cambiado las cosas que tienes que sentarte tan lejos de mí?
– Sí, en efecto. – no vio la breve arruga que cruzaba la pálida frente de la muchacha.
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Domando un corazón de piedra
RomanceBorracha tuvo un accidente de transito,para despertar y darse cuenta que no solo habia transmigrado al pasado si no que también ahora era un hombre con la capacidad de embarazarse abandonado en su noche de bodas por su esposo. al ser una persona de...