El cuero largo y fino del látigo serpenteó furiosamente contra la espalda del hombre, ya entrecruzada de marcas húmedas. La víctima gritaba a todo pulmón a cada golpe y retorcía frenéticamente las manos, atadas a un poste por cordones de cuero trenzado.
Bao Yi miró a Liu Ao, quien hizo una seca señal afirmativa. No tenía afecto a los castigos. Menos aún, respeto por los gritos afeminados del prisionero.
Bao Yi cortó las ataduras y el hombre cayó sobre la hierba. Nadie hizo ademán de auxiliarlo. – ¿Lo dejo? – preguntó.
Liu Ao miró hacia el lugar donde se había asentado Wu Chen y sus hombres, al otro lado de un valle estrecho. Había tardado dos semanas en encontrarlo.
El astuto hombrecillo parecía más interesado en jugar al gato y al ratón que en conseguir lo que deseaba. Desde hacía una semana, Liu Ao estaba acampado ante las murallas, elaborando el ataque, quería hacer todo lo posible por rescatar a su suegro, por Fa Xiao y por su padre. Liu Renchen le había pedido que traiga a su amigo sano a casa. Cuatro de sus hombres excavaban silenciosamente bajo las antiguas murallas. Pero los cimientos eran anchos y profundos. Tardarían mucho tiempo en penetrar y Liu Ao temía que Wu Chen se cansara de esperar y en ese caso podía matar a Fa Ding.
Como si no tuviera suficientes problemas, uno de sus hombres, esa bestia gimoteante acurrucada a sus pies, había decidido que, puesto que era un teniente del emperador, bien podía considerarse un poco Dios. Por lo tanto, había cabalgado durante la noche hasta la aldea más próxima para violar a una muchacha de catorce años, hija de un comerciante; después de lo cual volvió al campamento con aire triunfal. Lo desconcertó la ira de Liu Ao, enterado por el padre de la muchacha que había ido a suplicarle a Bao Yi.
– No me importa lo que hagas con él, pero asegúrate de que yo no lo vea jamás– Liu Ao tomó los gruesos guantes de cuero, que le pendían del cinturón– Envíame a Bao Li.
– ¿Bao Li? – la cara de Bao Yi tomó una expresión dura, Bao Li era su hermano menor, hijo de una concubina, sin derecho a ningún tipo de herencia o rango familiar más que el apellido, servía como espía y mensajero para Liu Ao
– Es preciso. Ya lo hemos discutido. No cuento con hombres suficientes en este momento para declarar un ataque a fondo contra el fuerte. ¡Míralo! Parece que fuera a derrumbarse ante una buena ráfaga de viento, pero es bastante resistente. Para entrar necesito la ayuda de Zhang Di.
Bao Yi reconoció que Liu Ao tenía razón, Zhang Di y Zhang Tuvo eran un par tremendamente inteligentes, el mayor en este momento no había viajado a enfrentarse por que se encontraba asistiendo en la región central azotada por la sequía.
El hombre tendido a sus pies emitió un gruñido, llamando la atención.
– ¡Quítalo de mi vista! – ordenó Liu Ao.
Y marchó a grandes zancadas hacia sus hombres, que estaban construyendo una catapulta.
Bao Yi hizo que un grupo dejara que se encargue del hombre medio muerto, para que lo entierren en algún rincón, pero los antiguos subordinados del hombre, se apiadaron a último momento y le dejaron conservar la vida a cambio de que nunca regrese a mostrarse ante los superiores. El hombre medio muerto se quitó la hierba de la boca y siguió con la vista a los que se alejaban.
– Volveré Y la próxima vez seré yo quien sostenga el látigo.
Caída la media noche un grupo de mas de cincuenta hombres bien entrenados ataco de forma furtiva el campamento.
Liu Ao desenvainó la espada y se inclinó hacia Bao Li.
– Atacaré para abrir paso. Tú escapa y busca a Zhang Di.
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Domando un corazón de piedra
RomanceBorracha tuvo un accidente de transito,para despertar y darse cuenta que no solo habia transmigrado al pasado si no que también ahora era un hombre con la capacidad de embarazarse abandonado en su noche de bodas por su esposo. al ser una persona de...